• Estado: Bueno, con el lomo algo gastado.
• Edición bilingüe latín-español, con el texto latino en facsímil de la primera edición francesa (París, 1856) y con anotaciones, también en latín, de Hiuppolyte Cocheris.
• Traducción directa del latín, prámbulo y notas de Federico Carlos Sainz de Robles (hijo).

Richard de Bury (1287 – 1345), también conocido como Richard Aungerville (o Aungervyle), fue un escritor, bibliófilo, monje benedictino, obispo de Durham de 1333 a 1345 y uno de los primeros coleccionistas de libros de Inglaterra. Se le recuerda primordialmente por su obra Filobiblión, escrita para enseñar a los clérigos el amor a los libros. Esta obra se considera como una de las primeras en discutir a fondo la actividad bibliotecaria.

SUMARIO
Preámbulo.
Prólogo.
I. Alabanza de la sabiduría y de los libros en que reside.
II. De cómo los libros deben ser preferidos a las riquezas y los paceres.
III. De cómo los libros deben ser comprados siempre, a excepción de dos casos.
IV. De los bienes cuya fuente son los libros y de la ingratitud que les profesan los malos clérigos.
V. De cómo los buenos religiosos escriben libros, y de cómo los malos se ejercitan en otros menesteres.
VI. En el que el autor alaba a los antiguos religiosos mendicantes y reprende a las modernos.
VII. En el que el autor se lamenta de la destrucción de los libros causada por guerras e incendios.
VIII. De las muchas oportunidades que por doquier se presentaron al autor para adquirir libros.
IX. De cómo los antiguos estudiantes aventajaban a los actuales en fervor discente.
X. De cómo la ciencia camina a su perfección, y de cómo el autor proveyó a sus estudiantes de gramáticas griegas y latinas.
XI. De cómo la leyes no constituyen ninguna ciencia.
XII. De la utilidad y necesidad de la gramática.
XIII. De la justificación de la poesía y de su utilidad.
XIV. De aquellos que deben a los libros un amor especialísimo.
XV. De los múltiples resultados de la ciencia contenida en los libros.
XVI. De los libros nuevos que es preciso producir y de los antiguos que es preciso reproducir.
XVII. De cómo los libros deben ser tratados con exquisito cuidado.
XVIII. Contra los detractores del autor.
XIX. Reglamento para el préstamo de libros.
XX. En el que el autor se encomienda a las oraciones de los estudiantes y les enseña cómo se ha de orar.