978-84-947750-8-6
Festín de serpientes
Harry Crews
Editorial: Dirty Works Año: 2017 Páginas: 196Formato: Rústica
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Coincidiendo con la llegada de un circo de freaks, un joven con voz de ángel, convertido en un próspero cantante de gospel, regresa a su pueblo, Enigma, donde están a punto de linchar a un negro por matar y violar a la que fuera su novia.
Los lugareños lo idolatran de un modo absurdo y le atribuyen poderes curativos que no posee. Él, atormentado por la dramatización de su farsa, no quiere que la verdad salga a la luz, pues teme que la magnitud de la decepción pueda resultar calamitosa.
Como afirma Kiko Amat en el prólogo, «Enigma es un pueblo lleno de retraso, burricie, violencia, racismo e, inevitablemente, fanatismo religioso, rama cristiana sureña extrema. Palurdos locos y creyentes: una eterna receta para la catástrofe».
El fisioculturista Russell Morgan, alias Músculo, transforma a Dorothy Turnipseed, una tosca secretaria de la población sureña de Waycross, Georgia, en la deslumbrante Shereel Dupont, parangón de la perfección física y principal candidata al título de Miss Cosmos. Pero aunque ella controla todo lo que tiene que ver con su cuerpo, no es capaz de controlar a su estrambótica familia y, en efecto, un día antes del certamen ve cómo se materializa su peor pesadilla: los Turnipseed al completo se plantan en el hotel sin ser invitados...
En CUERPO, Harry Crews retrata un universo de elementos irreconciliables, un desfile de los llamados al fracaso, los freaks, los inadaptados y los desafectos, revelando con sarna y ternura la belleza de lo grotesco y lo grotesco de la belleza.
La infancia recuperada de esta novela es el lugar del que Harry Crews se marchó a los diecisiete años con idea de no volver. No la miserable cabaña de arrendatarios en la que siendo apenas un bebé amaneció un buen día junto a su padre muerto, ni siquiera aquella cama en la que se pasó tentido buena parte de su infancia soñando con huir al mundo idílico y sin cicatrices que se anunciaba en las páginas satinadas de los catálogos de Sears, sino todo el condado de Bacon, con sus gentes y sus historias. Sobre todo sus historias. Historias de alambiques ilegales escondidos en mitad de la espesura, de viejas rencillas sangrientas, de serpientes que hablan, de pájaros que pueden poseer el alma de un niño, de predicadores delirantes y hechiceras que espantan a los espíritus... Y es que en el condado de Bacon todo el mundo cuenta historias. Las historias lo son todo y todo son historias. Contar historias es su manera de sobrevivir y de comprenderse. Nada muere si hay historias. Todo, tanto lo bueno como lo malo, se incorpora y se traspasa de una generación a la siguiente y son quienes cargan con ese legado los que acaban por darle forma y color. A lo largo de estas páginas el autor de "El Cantante de Gospel" intenta regresar al territorio delimitado por las historias que configuraron su infancia para descubrir que de aquel lugar del que, como el viejo Huckleberry Finn, siempre quiso huir, por muy lejos que le llevarían sus futuros vagabundeos, nunca logró marcharse.