Durante las últimas décadas, las lógicas preventivas han adquirido una posición de centralidad en el campo del control del delito, presentándose cada vez más el futuro como la variable temporal de referencia. En este sentido, entre las numerosas transformaciones que ha provocado esta cuestión en la configuración de la política criminal contemporánea, una de las más relevantes ha residido precisamente en el hecho de que la responsabilidad sobre la seguridad ya no recae exclusivamente sobre el Estado sino que, en un movimiento que trasciende sus fronteras, esta se extiende también a otros agentes que, abarcando desde las empresas privadas y las comunidades a los individuos en particular, no han estado tradicionalmente involucrados en este ámbito. Precisamente, el objetivo principal de esta monografía estriba en abordar este proceso de multiplicación y diversificación de agentes en el contexto de lucha contra el terrorismo de inspiración yihadista, examinándose de forma específica si la participación de la sociedad en la prevención de la radicalización ha contribuido a articular una política más eficiente en esta materia. Para ello, el foco de atención se concentra en el rol asumido por dos grupos específicos de población: la comunidad musulmana y los trabajadores del sector asistencial del Estado.

Esta obra aborda el estudio de la radicalización yihadista en el medio penitenciario desde una aproximación crítica, prestando especial atención a lo sucedido en el caso español. Para ello, se divide en tres capítulos diferentes: en el primero de ellos, la hegemonía del “discurso sobre la radicalización” es deconstruida, señalándose que, debido a su escaso poder predictivo y la consiguiente naturaleza errática que lo caracteriza, la mera existencia de este marco epistemológico contribuye a criminalizar a categorías enteras de población que son percibidas como intrínsecamente sospechosas, lo que sirve de base para articular políticas públicas que resultan altamente lesivas y discriminatorias. Posteriormente, en el segundo capítulo, se analiza cómo ha sido (re)producido este discurso en el ámbito penitenciario, advirtiéndose que, en este contexto, el problema que plantea el terrorismo yihadista no solo se manifiesta en la necesidad de prevenir y acotar los posibles procesos de radicalización que pudiesen darse en este medio sino también en la exigencia de desarrollar programas de tratamiento orientados a la reeducación y la reinserción de los sujetos condenados por actividades relacionadas con este fenómeno. Por último, en el tercer capítulo, se examina de forma específica cuál ha sido la respuesta que ha ofrecido el sistema penitenciario español ante esta doble problemática. En este sentido, se argumenta que la hegemonía del “discurso sobre la radicalización” en este medio se ha traducido en una política penitenciaria marcadamente securitaria que, además de relegar las aspiraciones tratamentales a un segundo plano y dotarlas de un nuevo significado que difícilmente encaja con lo establecido en la normativa penitenciaria, ha conducido paradójicamente al establecimiento de un escenario más inseguro.