La solución pacífica

El libro más importante de José Luis Rodríguez Zapatero.

A las puertas de que se cumpla el primer cuarto del siglo XXI, vivimos una encrucijada en la que presente y futuro perfilan un inquietante horizonte. Asistimos al nacimiento de un nuevo [des]orden mundial que ha desencadenado una escalada en el uso de la fuerza. Una lógica bélica que se ha mostrado con toda su crudeza tanto en Ucrania como en Oriente Medio, así como en otros puntos calientes del globo. Al ruido de las intervenciones militares se suma la amenaza silenciosa de la guerra tecnológica, cuyos tentáculos debilitan a las democracias más sólidas y allanan el camino a los populismos.

Con una amplia experiencia en geopolítica y resolución de conflictos, José Luis Rodríguez Zapatero ofrece un lúcido análisis sobre el estado actual de las relaciones internacionales al tiempo que defiende la necesidad de una solución pacífica que, a través del diálogo y la cooperación, destierre la confrontación.

Construir la paz es la tarea más apasionante de un demócrata.

Aún estamos a tiempo de que este siglo genere más esperanza que resignación.

Si queremos paz, hagamos paz. Nos apremia el futuro.

José Luis Rodríguez Zapatero (Valladolid, 1960) es licenciado en derecho por la Universidad de León. Diputado nacional desde 1986, fue elegido secretario general del PSOE en julio de 2000 y alcanzó la presidencia del Gobierno de España en 2004.

«Milito en el lado de la esperanza y, por ello, creo que la comunidad internacional va a reflexionar sobre las sombras que acechan a las democracias, en la búsqueda definitiva de un nuevo orden para el mundo que habitamos y que heredarán las próximas generaciones.

Los mayores logros se consiguen siempre con la palabra y con el reconocimiento de los otros, aunque sus posiciones se encuentren a años luz de las nuestras. Tengo la certeza de que será mediante el diálogo —del que siempre se aprende y con el que siempre se construye— y a través de la cooperación, como conseguiremos moldear la realidad hasta alcanzar un futuro libre de violencia entre los pueblos para las próximas generaciones. Porque es inútil pretender avanzar interpretando el mundo en bloques de contradicciones insalvables o de rivales sistémicos. Están en juego los principios de la Ilustración, los que han movido la Historia en los tres últimos siglos de emancipación de los seres humanos.

Sigamos dialogando.»

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