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Para buscar a su nieto predilecto, desaparecido en Francia engullido por el rutilante mundo del fútbol, Marguerite Bâ, que vive en Malí, a orillas del río Senegal, presenta una solicitud de visado ante las autoridades francesas. Cuando se lo deniegan, decide dirigirse al presidente de la República Francesa y contestar escrupulosamente a todas las cuestiones del formulario oficial n.º 13-0021. Pero nadie ha podido encerrar nunca a Madame Bâ en una casilla. ¿Apellidos, nombres, lugar de nacimiento...? Madame Bâ prefiere contar las cosas de otra manera, más acorde con la complejidad del mundo de donde proviene y donde vive. Así, sin tapujos ni complacencia, Una dama africana nos introduce en el África que nos empeñamos en desconocer, con sus violencias, sus sueños rotos y sus deseos de huir y emigrar, pero también con su rica solidaridad, ese formidable vínculo entre los seres humanos.
Gabriel Orsenna, el narrador, nace en 1883 y bien podría ser padre del autor, Erik. Siente muy pronto una exótica vocación por la búsqueda del caucho que le obliga a recorrer medio mundo y, en particular Brasil, adonde, inducido por la poderosa personalidad de la abuela, parte a propagar las ideas positivistas de fin de siglo. Su vida amorosa no es menos aventurera, dividida entre las extrañas hermanas Knight a quienes ama por igual : se casa con la alta y esbelta Clara y la comparte con Ann, quien no hace el amor sino de pie. Otros personajes estrafalarios circulan por una de las novelas más divertidas de la literatura francesa de los últimos veinte años : Luis, el padre, entusiasta obstinado de la Exposición Colonial de 1931 ; la abuela, Margarita, con sus dos amores : Gabriel Orsenna I, quien la sedujo y la abandonó, y el Imperio francés ; y los parientes de las hermanas Knight, quienes no se quedan a la zaga de los Orsenna.
En un día de Año Nuevo, Gabriel, hombre sedentario y obstinado en ser una persona normal y corriente, es presa de pronto de una pasión arrebatadora por una mujer -«la más bella del mundo»- que visita con sus hijos el Jardín Botánico de París, donde él trabaja. Los dos están casados, por lo que ese amor parece imposible, pero «aquí comienza el milagro y el dolor de un adulterio eterno», en palabras del propio autor. Durante treinta y cinco años, Gabriel y Élisabeth, amantes a la antigua, se evitarán y se reencontrarán, entre la exaltación y la tristeza, en un viaje enloquecido por lugares tan dispares como Sevilla o Pekín. Con los años, decidirán vivir su amor como una leyenda, ajena siempre a la moral establecida, y descubrirán que la única verdad, la única dignidad, la única aventura, es el tiempo. Éste es, pues, el retrato de un animal en extinción, pero aún indomable: el sentimiento amoroso.
El apacible Gilles C. , traductor que ha sobrepasado la cincuentena, se instala, rodeado de sus cuarenta y siete gatos, en una paradisíaca y diminuta isla francesa, que es como «un pedazo de Cerdeña en medio del canal de la Mancha». De pronto Gilles C. se convierte en punto de mira de los veraneantes de la isla, acomodados intelectuales y familias parisienses, llenos de curiosidad por la actividad del recien llegado. Y es que Gilles tiene problemas : una editorial de París le ha encargado traducir una obra complejísima, Ada o el ardor, de Nabokov, quien para colmo tiene fama de puntilloso e implacable con sus traductores. Gilles C. , abrumado por la responsabilidad de un trabajo endemoniadamente difícil, va posponiendo la entrega de la traducción y agotando la paciencia del editor, mientras los veraneantes, encabezados por la encantadora señora Saint-Exupéry, van introduciéndose cada vez más no sólo en su vida, sino también en su trabajo?
Gabriel Orsenna, el narrador, nace en 1883 y bien podría ser padre del autor, Erik. Siente muy pronto una exótica vocación por la búsqueda del caucho que le obliga a recorrer medio mundo y, en particular Brasil, adonde, inducido por la poderosa personalidad de la abuela, parte a propagar las ideas positivistas de fin de siglo. Su vida amorosa no es menos aventurera, dividida entre las extrañas hermanas Knight a quienes ama por igual : se casa con la alta y esbelta Clara y la comparte con Ann, quien no hace el amor sino de pie. Otros personajes estrafalarios circulan por una de las novelas más divertidas de la literatura francesa de los últimos veinte años : Luis, el padre, entusiasta obstinado de la Exposición Colonial de 1931 ; la abuela, Margarita, con sus dos amores : Gabriel Orsenna I, quien la sedujo y la abandonó, y el Imperio francés ; y los parientes de las hermanas Knight, quienes no se quedan a la zaga de los Orsenna.