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Este trabajo es antes de nada un fruto de la pasión por el tiempo que profesa su autor, y que lo convierte en una de sus preocupaciones más significativas. Su objeto es la Teología del Proceso (TP), una escuela americana de teología, que es bastante desconocida en España, pero que aporta algunas intuiciones muy interesantes sobre el tiempo y en la que ya tuvo ocasión de trabajar anteriormente.
Dios y devenir, Dios y tiempo es un título tan sencillo en apariencia como complejo en su tratamiento. Muchos son los autores que se han planteado esta cuestión. En una obra relativamente reciente, Gregory E. Gannsle y David M. Woodruff se planteaban este mismo tema: Dios y tiempo. Ensayos sobre la naturaleza divina. Dos ideas principales de esta obra me sirven para el trabajo que voy a abordar. En primer lugar, la pluralidad de puntos de vista que se han sucedido en el estudio sobre este tema: desde la atemporalidad a la temporalidad, pasando por la intemporalidad, la sempiternidad o la «omnitemporalidad». En segundo lugar, Gannsle y Woodruff afirman que hay varios temas que pueden determinar la mejor manera de pensar la relación de Dios con el tiempo: su naturaleza, es claro, pero también el conocimiento, el poder, su omnipresencia… etc.
La aportación directa de Ford a la teología cristiana está principalmente en The Lure of God: A biblical Background for Process Theism, un libro que en general ha sido postergado y preterido en la discusión de la teología de Ford. Y en Transforming Process Theism, obra reciente que algunos consideran un «capolavoro». En ellas se puede apreciar un significativo trabajo de interdisciplinariedad y de transdisciplinariedad, con una importante faceta creativa, que se hace visible en el carácter sistemático de su estudio y en la ontología temporal que constituye el núcleo de su teología. El tiempo tiene este triple papel: fundamento del orden, base de la novedad y creatividad futura, y configura un Dios temporal que se ve influenciado por los sucesos que tienen lugar en el mundo. Estos elementos constituirían el «nuevo paradigma» de la TP, que vemos plenamente reflejados en Lewis Stanley Ford y que se forjan en el diálogo con otros autores (A.N. Whitehead, P. Tillich, W. Pannenberg, E. Bloch, E. Jüngel, etc.) y en el esclarecimiento de algunas categorías teológicas como omnipotencia, creación «ex nihilo» y prioridad del devenir sobre el ser.
• Publicado en la colección de la editorial Editorial Sindéresis, en Madrid, el 23/03/2016.
Con la globalización y sus crisis se ha reactivado el problema identitario, volviéndose a prestar atención al factor religioso. En los Estados Unidos de América la religión siempre ha jugado un papel clave en su configuración idiosincrásica, al infundir la fe de ser un pueblo elegido por Dios para guiar al resto de las naciones. Sin embargo, dicha fe también se halla en crisis hoy, agravándose por los velos de confusión posmodernos (v.g. relativismo, corrección política, pensamiento débil). Téngase en cuenta que la configuración idiosincrásica estadounidense resulta prototípica, por las múltiples comunidades de diversos orígenes a integrar, además de ser anterior al ideológico debate nacional decimonónico europeo (modelo liberal-patriótico vs. étnico-cultural), y al fortalecimiento del Estado-nación. Dicha idiosincrasia parte de los planteamientos de la teología moderna o Teología política, centrada en el estudio de la religión y la organización del pueblo de Dios en el mundo: del impacto de la religión en la vida pública (sin el pretendido monopolio estatal). Se acomete lo planteado en perspectiva histórica y comparada, atendiéndose a manifestaciones autóctonas tales como American covenant theology (teología pactista estadounidense, origen de su federalismo), así como su American civil religion (religión civil estadounidense) y American gospel (evangelismo social estadounidense), junto con su American manifest destiny (destino manifiesto estadounidense), American self-righteousness (autopercepción estadounidense con sobreestima, tendente a una superioridad moral, de mesianismo), et al. A la postre, tras el abordaje de las más destacadas hierofanías (v.g. toponímia, simbología) y hierocracias (v.g. relaciones Iglesia-Estado, Blue Laws o Derecho dominical), se logra ofrecer también un diagnóstico y pronóstico acerca de las vulnerabilidades de la matriz idiosincrásica estadounidense, de modo que quepa su corrección postglobalizatoria.
• Publicado en la colección Biblioteca de Humanidades Salmanticensis. Pensamiento de la editorial Editorial Sindéresis, en Madrid, el 23/03/2016.