¿Será posible que estemos frente a la primera saga infantil dirigida exclusivamente a sobrinos de todas las edades?
¿Puede un tío ser un tío completo sin conocer los trucos y consejos que esconde este álbum magistral?
Los tíos, y de esto están al tanto en todas partes, saben cosas que el resto de mortales ignora. No solo eso: en ocasiones, como sucede en este cuento, son capaces de someterse a los mayores sacrificios por sus amados sobrinos. Toncho y Gatina no ven el momento de que su tío Budo afeite esa enorme barba. Ese apéndice terrible lo hace parecer un hombre lobo, un chupacabras o incluso un hombre del saco. Sin embargo, el bueno de Budo no podría parecerse menos a esos terribles personajes. Aunque el enorme diámetro de su panza y la abultada barba podrían hacerlo parecer un fiero pirata, Budo es todo corazón. Un buen día, Budo decide hacer a sus sobrinos un regalo muy especial. Pero, ay, cuando uno es tío, siempre sucede algo inesperado. Entonces es cuando hay que empezar a improvisar.
Tío Budo es un cuento clásico desde la primera página, ingenioso y divertido, cotidiano y al tiempo lleno de fantasía. Su autor, nacido Víctor Aparicio Abundancia (Tui, 1958), más conocido ante el público como Víctor Coyote, es una leyenda de La Movida madrileña, en la que participó de forma determinante con su grupo Los Coyotes. Si la música ha sido a ojos de muchos el pilar de su producción artística, Víctor ha cultivado desde siempre disciplinas como la narrativa, la pintura, el cómic, el diseño gráfico, la radio y el cine. Prueba de su inquietud creativa es la exquisita realización de Tío Budo, su primera incursión en solitario en el cuento infantil, en la que demuestra, una vez más, que su talento y autenticidad desbordan cualquier tipo de encasillamiento.
El cuento infantil presentado en este elegante álbum se complementa con el Manual del perfecto tío: todos los trucos y secretos para ser un tío y una tía modélicos son desvelados en esta sección, que aunque parezca de broma, va muy en serio.

Culto Charles, finalista del último premio de novela gráfica FNAC SinsEntido, es la primera monografía de José Ja Ja Ja. A lo largo de sus páginas, vemos desarrollarse el último sueño de distintos adeptos del Culto Charles, una enigmática secta fundada en los años 20 del pasado siglo por el poeta tuerto A. S. Brandon. Según Brandon y sus acólitos, en la frontera entre la vida y la muerte, en el intervalo de pocos segundos que transcurre entre la parada del corazón y la muerte cerebral, se abre una vía hacia una dimensión oculta a la que se puede acceder a través de un postrero sueño lúcido. El sueño que conducirá al durmiente-moribundo hasta el Paraíso de Charles. Bebiendo del arte folk tanto como de la danza y la arquitectura, José Ja Ja Ja explora la frontera que separa la ilustración del cómic, elaborando retablos narrativos que remiten a distintas épocas y disciplinas y que requieren de la atención y complicidad del lector para desvelar multitud de significados implícitos ciertamente inquietantes.

A pesar de su breve recorrido, Errata Stigmata es uno de los personajes clave de Beto Hernandez. Concebida dentro de la mítica cabecera Love & Rockets, referente del cómic independiente a lo largo de tres décadas, Errata es una joven que sangra por el costado y las extremidades como un Cristo crucificado cada vez que se ve sometida a diferentes situaciones de estrés. En la idea del personaje y su caracterización vemos conformarse un cruce entre el contexto religioso y las raices latinas de su autor, la cultura postpunk predominante en los primeros 80 y, sobre todo, cierto cariz manga sorprendentemente precoz en el cómic de autor norteamericano.
Fulgencio Pimentel ha recopilado en un único tomo todas las historias del inolvidable personaje –así como algunas de sus múltiples apariciones en viñetas aisladas e ilustraciones varias– y ha tratado de dotarlas de contexto añadiendo una breve entrevista con el autor. Así, este libro se convierte en un one-shot gemelo del Rocky de Jaime Hernandez, hermanísimo de Beto, donde también encontramos unidas por primera vez todas las historias de otro personaje femenino de la saga.

Terry es el nombre de esta primera antología de la editorial, encuadrada dentro de la línea Pilon. Un libro de gran tamaño y volumen que contiene historietas de autores consagrados y noveles de todo el mundo, con representantes de Japón, Australia, Canadá, Estados Unidos, Francia, Noruega y España. En su interior el lector encontrara historias que oscilan entre las 4 y las 40 páginas, muchas de ellas creadas ex profeso para la ocasión y otras que se pueden considerar clásicos del cómic, publicadas originalmente hace más de 40 años. En definitiva, esta antología da cabida a todo aquello que rezuma calidad, independiente de su origen y con la excelencia artística como único criterio.

Con su traje de buzo del siglo XIX, Curiosón se zambulle en las profundidades marinas para explorar los secretos y maravillas que allí se esconden. En su fantástico viaje subacuático, nuestro joven protagonista descubrirá galeones hundidos, criaturas grandes, pequeñas, adorables y peligrosas, e incluso antiguas y misteriosas ciudades sumergidas.
En Curiosón, sin apenas utilizar una palabra, Matthias Picard desarrolla una historia fantástica y absorbente que recuerda por su argumento a novelas de Julio Verne como 20.000 leguas de viaje submarino, parecido que se intensifica con las detalladas y artesanales ilustraciones a página completa, remedando el estilo de los grabados que ilustraban aquellas historias. Como en la aventura de Verne, aquí la aventura solo es parte un viaje que se completa y enriquece con la contemplación de escenarios fascinantes e inexplorados y el descubrimiento de un nuevo mundo.
Curiosón, un auténtico tributo al libro como objeto, ha sido delicadamente producido con una lograda técnica de 3-D que transmuta la fantasía de sus páginas en decorados tangibles. El libro incluye en su interior dos pares de gafas anaglíficas, para que el niño y el adulto puedan compartir la experiencia de este viaje al corazón del océano.
Indicado para niños de 6 a 10 años.

Tras su pequeña puesta de largo con "Introducción, nudo y desenlace", la nueva obra de Dea Gómez y Diego Omil, también conocidos como Los Bravú, vuelve a ser un arma cargada de futuro, con perdón. Pergeñada con un ánimo mucho más narrativo que su predecesora, "Toreromaus" es ya un tebeo en toda regla en el que se entremezclan el flujo de conciencia de James Joyce y el esperpento de don Ramón María del Valle Inclán a través del prisma de la vanguardia gráfica. Un proteico y gallego carnaval es el escenario de esta no-historia cargadiña de retranca y nonsense que, sin duda, encierra una clave, y esa clave nos concierne. En Toreromaus el hombre se transmuta en bestia y los seres inanimados cobran vida, mientras sus delirantes páginas se nutren de ríos de ribeiro, licores espirituosos y meados que van a dar a la mar, que es el morir.

Las historias de Megg y Mogg (y Búho) giran en torno a su vida cotidiana –repartida en su mayor parte entre su casa y el centro comercial–, marcada por el consumo indiscriminado de drogas, el visionado maratoniano de series de televisión y las bromas pesadas, únicas vías de escapismo ante una realidad frustrante. Por entre las fisuras del humor cafre y en ocasiones cruel de Hanselmann se filtra una sensibilidad muy especial que invita al lector a decodificar una soterrada clave de misantropía, depresión, confusión y abulia. No es de extrañar, ya que la propia vida de Hanselmann no ha sido un camino de rosas y sus historias tienen más de autobiográfico de lo que pudiera parecer: cada personaje de la serie representa un aspecto de la personalidad de su creador.

Las historias de Megg y Mogg (y Búho) giran en torno a su vida cotidiana –repartida en su mayor parte entre su casa y el centro comercial–, marcada por el consumo indiscriminado de drogas, el visionado maratoniano de series de televisión y las bromas pesadas, únicas vías de escapismo ante una realidad frustrante. Por entre las fisuras del humor cafre y en ocasiones cruel de Hanselmann se filtra una sensibilidad muy especial que invita al lector a decodificar una soterrada clave de misantropía, depresión, confusión y abulia. No es de extrañar, ya que la propia vida de Hanselmann no ha sido un camino de rosas y sus historias tienen más de autobiográfico de lo que pudiera parecer: cada personaje de la serie representa un aspecto de la personalidad de su creador.

Olivier Schrauwen (Brujas, 1977) es uno de los grandes valores del cómic europeo actual, como demuestran sus dos obras publicadas hasta la fecha en España, Mi pequeño (2009) y El hombre que se dejó crecer la barba. Si en aquellos trabajos el autor hacía gala de un ánimo experimental y juguetón con el acento puesto en lo gráfico, Arsène Schrauwen deriva hacia lo literario en un relato infinitamente más personal que recuerda a títulos indelebles como El corazón de las tinieblas o Viaje al fin de la noche. Schrauwen narra la historia de su abuelo Arsène en un viaje a las colonias ambientado a mediados del siglo XX en el que se entrecruzan noches tropicals, estaciones lluviosas, misteriosos indígenas, delirios alucinatorios y el descubrimiento del amor. Su trabajo más accesible, también el más conmovedor e impresionante, es este un título destinado a convertirse en uno de los tebeos de 2014.

“Los Bravú” podría ser el nombre de una raza de criaturas bicéfalas mitológicas, y hay algo más que metáfora desaforada en esa posibilidad. Desde la perspectiva que les dan sus casi cuatro metros de altura y sus otros tantos ojos, elaboran pequeñas historias de una página que se deslizan sin hacer mucho ruido desde los chistes autoindulgentes hasta breves historias del mundo, y lo hacen con los mismos modos e intenciones que los antiguos pintores de retablos medievales. Los Bravú instruyen deleitando, y en las trazas de sí mismos que dejan entrever los brochazos que imprimen con ceño fruncido percibimos que también ellos se deleitan descubriendo distintas maneras de contar. Cada una de las páginas de Introducción, nudo y desenlace es un universo de principio a fin con sus particulares puntos cardinales y sus propias leyes físicas, cromáticas y etiológicas. Los Bravú van brincando de uno a otro como sedientos canguros de casi cuatro metros de altura y otros tantos ojos que agotan una fuente y, no habiendo saciado aún su sed, necesitan llegarse y apurar otra, y otra. Nos acomodamos en su marsupio, sacamos la cabeza hasta la nariz y los acompañamos en su viaje, rebosantes de gozo y simpatía al comprobar que se sorprenden tanto como nosotros ante cada una de las pequeñas narraciones ilustradas que brotan de sus manos.