A todo el mundo le gustan los pajaritos, los elefantes y los delfines, pero... ¿y las arañas?, ¿son tan malas como parece? Nuestro amigo Basurilla cree que no. Y tú, ¿qué opinas? Entra en el mundo de Basurilla y descubre con él a no fiarte de las apariencias y a querer a los demás por cómo son por dentro y no por cómo son por fuera.

¡La mitología griega revisitada con un humor de leyenda! Existe un país donde todos sus habitantes son legendarios. Donde existen criaturas mitad humano y mitad animal conviviendo con semidioses. Donde algunos poseen fuerza sobrehumana y otros convierten en oro todo lo que tocan. Un país al pie del Monte Olimpo, habitado por Atlas, Hércules, Minotauro, Afrodita y todos los demás Pequeños Mitos, que suelen llevar al pobre Zeus al borde de la depresión. ¡Entra en un mundo de leyenda gracias a este álbum! ¡Los Pequeños Mitos ya están aquí!

¡Bienvenidos al mundo de la mafia y de la pizza con ciruelas! Gobernada con mano de hierro por la Mamma Nera, dueña de la pizzería Luigi, la familia Tuno tiene su propio lema: "El delito no resulta provechoso si no se logra el objetivo". Pero cuidado, porque incluso si se vive del secuestro, del asesinato por encargo y de la venta de pizzas para llevar, esto no significa que la familia Tuno no tenga su propia moralidad. ¡Nada de prostitución o de drogas! Mamma Nera se encargará de que esto se cumpla a rajatabla (para disgusto de su hijo mayor Amoroso).

Hay muchos superhéroes... y no son como los imaginas.
La Patrulla Cósmica es el grupo de héroes más numeroso, el más envidiado por el resto de superseres... ¡y el más loco! Su vida diaria no consiste solo en liarse a mamporros contra los villanos, sino que deben ir a trabajar, pagar las facturas, irse de parranda al bar de Mimille, planchar las mallas y tratar de que un héroe con garras de adamantium no vaya marcando todas las farolas.
“La Patrulla Cósmica” presenta una parodia de los superhéroes de mano de un especialista en el género: Mauricet.

El Sol y la Luna no siempre han habitado en el cielo. Hace mucho, mucho tiempo, ambos vivían juntos en una gran casa sobre una colina rodeada de un bonito jardín. Nunca se había visto casa tan extraña como aquella en toda la región. Quizás por eso era tan visitada.
El Sol y la Luna formaban una pareja muy alegre y simpática y por ello tenían muchos amigos. Les gustaba organizar fiestas y meriendas en su casa de la colina. ¡Raro era el día en que no tenían algún invitado! Todos ellos venían acompañados de algún familiar o amigo, pues nadie quería perderse las fiestas del Sol y la Luna.

Frankie no es como sus padres, el señor y la señora Frank N. Stein. ¡Ellos dan mucho miedo! Él, sin embargo, es un niño muy guapo. ¿Qué pueden hacer los padres de Frankie para que su hijo cause tanto terror como lo causan ellos? Lo intentarán y lo intentarán, pero al final Frankie lo hará.. ¡a su manera!

Habichuela es una pequeña conejita. Y aunque cada día que pasa se vuelve más mayor, está segura de que nunca jamás será demasiado mayor para llevar su mantita a todas partes.
Esta es la encantadora historia de cómo Habichuela aprende a dejar algunas cosas atrás, y su sencillo mensaje sobre hacerse mayor tocará la fibra sensible de muchos lectores.

Revoltoso es una joven nutria que no sabe nadar. Poquito a poco le pierde miedo al agua hasta que pronto nada y juega con sus amigos. En el corazón de esta dulce historia sobre aprender nuevas habilidades yace un mensaje de ánimo para todos los niños.

Cuando hay algo que a Carlota no le gusta hacer, lo único que se le ocurre es gritar: ¡NO QUIERO HACERLO! Hay muchas cosas que a Carlota no le gusta hacer, pero sobre todo lo que no le gusta es peinarse el pelo cada mañana. ¿Qué ocurre cuando una niña como Carlota deja de peinarse durante mucho, mucho tiempo? Pues que su pelo se puede convertir en una selva.

Un barco parte hacia Shangri-La, pero antes en 10 puertos debe recalar. Remando, rimando y en cada puerto parando el barco, poco a poco, de animales se va llenando: 5 koalas, 9 jirafas, 7 cangrejos,… Con cada atraque, el número aumenta. ¿Cuántos van ya? He perdido la cuenta… Nunca aprender a contar fue tan divertido: del uno al diez y del diez al uno.