Entienda definitivamente y con toda claridad que es un láser, cuales son las propiedades que hacen especial y distinta la luz de un láser, la más brillante que jamás ha existido. El autor deja volar la imaginación y sueña un futuro, quizá no tan lejano, en el cual los láseres resolverán los problemas de la contaminación, de salud (como la visión artificial) o del envío de comida por fax (fax-food).

El día 24 de febrero de 1987, una luz monstruosa invadió el telescopio del joven astrónomo canadiense Jan Shelton. En la Gran Nube de Magallanes, galaxia hermana de nuestra Vía Láctea; había estallado una gran estrella. Durante 170.000 años, la luz de la explosión había viajado por el espacio a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo, y llegaba en aquel momento a la Tierra.
Para gozar de aquel guiño celeste y comprender de paso en qué consiste el extraordinario fenómeno de la muerte explosiva de una estrella gigante, había que ir a Chile, corriendo de observatorio en observatorio, a lomos de los picos andinos, desde La Silla hasta Cerro Tololo, pasando por Las Campanas. Acompañar a los científicos en su rastreo en pos de los rayos ultravioletas y de los rayos gamma, de las huellas dejadas por partículas fantasmales y por implosiones imposibles de imaginar.., de la muerte, en suma, de un coloso cósmico. Y de la tumba en la que iba a acabar envuelto: ¿un agujero negro, quizá?
Ese periplo le sirvió de punto de partida a la autora para escribir este libro, que nos presenta Manuel Toharia y nos complementa con un epilogo actualizador Javier Armentia, Director del Planetario de Pamplona, con las necesarias explicáciones sobre el devenir de aquella supernova y comentarios a las incognitas científicas que dejó abiertas. Dominique Leglu nos aproxima en primera instancia a la candente actualidad de aquel suceso ocurrido en 1987 para luego derivar, de manera insensible, hacia la más pura y jugosa divulgación científica respecto a la vida y la muerte de las estrellas, que es tanto como decir de los habitantes básicos del universo.

Durante más de tres décadas, este libro ha sido el texto básico de composición arquitectónica y urbanismo en las escuelas de arquitectura de Italia. Se presenta como un método de aproximación gradual al espacio habitado por el hombre: tipología no sólo del edificio, sino también del territorio en el que se asienta.

El siglo XX es una época en la que se aceleran los descubrimientos científicos, de tal manera que los historiadores hablan de una segunda revolución científica. Este libro nos cuenta por qué.

Tras extraviarse durante una cacería, el conde Élim descubre, en medio de una tormenta, un castillo que se alza en lo más profundo de un bosque alemán. Es la residencia del noble linaje de los Eppstein. No tarda el forastero en descubrir los misterios que rodean al castillo, en particular a una de sus estancias, la cámara roja. Una macabra leyenda pesa sobre la familia desde tiempos inmemoriales: todas las mujeres que mueren en el castillo la noche del 24 de diciembre no encuentran el reposo eterno y regresan del más allá para atormentar a sus moradores. Y Albina, la bella esposa del malvado conde Maximiliano, no será una excepción.

• Aunque Alexandre Dumas (1802-1870) sea recordado por novelas de aventuras como Los tres mosqueteros o El conde de Montecristo, fue también un prolífico autor de narraciones fantásticas, como demuestran los Crímenes célebres o su colección de relatos Los mil y un fantasmas. Una buena prueba de su talento a la hora de amoldarse a cualquier género es El castillo de Eppstein, una novela escrita en el más puro estilo gótico que hacía furor en el siglo XIX con sus imprescindibles dosis de secretos familiares, maquiavélicos villanos, doncellas en peligro, amores apasionados y espectros vengadores.

Antes de convertirse en uno de los más grandes poetas en lengua inglesa, Percy Bysshe Shelley (1792-1822) probó suerte con un género que lo apasionaba: la novela gótica. En 1811, cuando todavía era un estudiante en Oxford, publicó St. Irvyne o el Rosacruz, una obra que seguía con absoluta fidelidad las modas literarias de la época, al tiempo que esbozaba muchas de las preocupaciones que caracterizan su posterior carrera como poeta y ensayista. Una novela que permanecía inédita en nuestro idioma y que descubre al lector una nueva faceta de su autor, la de escritor de literatura de consumo. St. Irvyne tiene como protagonista a Wolfstein, un héroe romántico de turbulento pasado y agitado presente, soberbio, impetuoso y audaz. Convertido por accidente en miembro de una peligrosa banda de salteadores, se enamora de la hermosa rehén Megalena de Metastasio y concibe un arriesgado plan para liberarla. Pero eso será sólo el principio de un periplo que lo llevará por toda Europa, siempre perseguido por un misterioso personaje, Ginotti. Ambos personajes, llevados por su desmedida ambición y su sed de conocimiento, se verán envueltos en una macabra historia donde intervendrán secretas fuerzas sobrenaturales.

"Alejandro estaba sangrando, con una mano de non, allá se la mandó el can a hacer puñetas relámpago, también le faltaba alguna otra cosa que por pudor me callo y porque, como salió envuelta con trozos de pantalón, no lo puedo asegurar con valor de documento...
Y a cada arremetida, ya sin oposición alguna, que el pobrecito Alejo estaba fragmentado y desnudico lo que quedaba de él, el perro de encalabrinaba más, y lamía con locura los pingajos del traje."
Alonso Vicente Zamora (1916-2006) nos muestra una vez más sus cartas ganadoras como maestro del idioma y de la imaginación, son esos relatos donde el mundo de los muertos y de los vivos se funde con ternura y humor eun un esperpéntico túnel que conduce al más allá.

Es un tópico decir que la literatura española fue siempre poco dada a los vuelos imaginativos, que la semilla de lo fantástico no daba fruto en nuestro suelo, que el sol mediterráneo impedía los devaneos propios de pueblos más gélidos y nebulosos. Sin embargo, pese a las sesudas explicaciones que teóricos de la literatura han dado durante siglos a esa carencia del ensueño y la alucinación en España, la imaginación es caprichosa y nada sabe de fronteras o países. Olvidada por la crítica oficialista, desterrada de los estudios literarios, hubo durante el siglo XIX toda una corriente subterránea autóctona entregada sin complejos a los desmanes y al trastorno mental, una tendencia que corría paralela al romanticismo y a contracorriente del realismo, y en la que no era raro el humor negro, el trazo grotesco o el delirio de la razón.

La siguiente antología de relatos rescata relatos publicados en revistas y antologías decimonónicas, muchas de ellas surgidas de las plumas de autores hoy olvidados o sólo recordados por afanosos eruditos y bibliófilos. En ella encontrará el lector un abigarrado y no siempre sensato catálogo de maquinaciones que en nada tienen que envidiar a otras literaturas europeas: momias egipcias que vuelven a la vida, científicos locos obsesionados por rudimentarias variantes del trasplante de órganos, tentadoras diablesas y horribles demonios, brujas goyescas, vampiros psíquicos, hombres fiera y animales que se comportan como hombres..

El espectro temporal que cubre los textos abarca un período amplio que recorre casi todo el siglo XIX y diversos movimientos, comenzando por el Romanticismo y siguiendo por el Realismo, Naturalismo e incluso Modernismo. De alguno de nuestros autores no existen – o son muy escasas- noticias ni biográficas ni bibliográficas más allá de breves reseñas en los volúmenes de dónde se han extraído los relatos. Incluso hay quién se parapeta en el anonimato –práctica frecuente en los relatos publicados en la prensa, tal es el caso del cuento “Las Brujas de Barahona; otros aparecen como escritores menores e incluso desconocidos, es el caso de Ros de Olano.

«Escrito de un modo directo, aparentemente ingenuo y aparentemente intranscendente, pero con no poco cuidado en ese estilo lleno de puntos y aparte, que sugieren –y a veces son– frases versiculares o poéticas, "El primer viaje" es, desde luego, más de lo que parece. No sólo la crisis de un adolescente peculiar, no sólo un viaje curioso a y por un país exótico buscando arte y sobresaltándose cada dos por tres; es, sobre todo, la descripción de un personaje, de un muchacho distinto, y de su íntima lucha (narrada sin aparente dramatismo, pese a la continua desazón) por ser como es, por defender y vivir (que diría René Char) su legítima rareza. (…) W. H. Auden primero y ahora Edmund White lo señalaron –o reivindicaron– como escritor gay. Homosexual lo era evidentemente Denton Welch, pero por los años en que escribió cabe suponer que no hablara directamente de ello, aunque sí sesgadamente, alusivamente. De hecho, la rara y peculiar sensibilidad (entre inocente, irritable, delicada y alerta, artística siempre) del adolescente Welch es, probablemente, lo más atractivo de El primer viaje.» (Luis Antonio de Villena).



William Burroughs afirmó que Denton Welch, todavía desconocido en español, era el escrito que más le había influido en su obra literaria. Quizá su temprana y trágica muerte le condenó a un olvido del que, por fortuna, su obra está resucitando en varios idiomas. Este libro es la narración autobiográfica del viaje que, a los 16 años, Denton Welch hizo desde la escuela de la que se escapó en Inglaterra hasta Shangai, donde vivía su padre, y, luego, por el interior de China. El retrato de las pasiones y humillaciones de las adolescencia han hecho de este libro lectura de culto para un gran número de lectores.


Periodista, escritor y pintor inglés es recordado en nuestros días, sobre todo por dos imaginativas novelas Maiden Voyage (1943) y In Yoth is Pleasure (1944). Nació en Shangai en el seno de una próspera familia de negocios el 29 de marzo de 1915 y cuyas actividades se centraban en el Lejano Oriente, fue el menor de tres hermanos, cuando su madre muere en 1926 es enviado a Inglaterra para estudiar. Educado en St. Michael’s, Uckfield y en el Repton School in Derbyshire, del cual se escapa a los 16 años. Visitaría China y vuelve para volver y estudiar arte en el Goldsmith School of Art. Un trágico accidente ocurrido el 20 de junio 1935 y cuando solo contaba con 20 años le marcará y dejará secuelas para toda su vida. Mientras montaba en bici, fue golpeado por un coche, tras una larga recuperación que parecía prometedora, Denton quedaría inválido para el resto de su vida, pero continuará pintando y sus nuevas circunstancias le instan a introducirse en la escritura hasta su muerte el 30 de diciembre de 1948 a la edad de 33 años. Maiden Voyage (1943) fue su primer libro publicado el cual atrajo la atención del mundo literario del momento. Le seguiría In Youth is Pleasures (1945), también de carácter autobiográfico, y un pequeño volumen de obras titulado Brave and Cruel (1946). Su obra no es muy extensa y con la excepción de dos novelas mencionadas y la recopilación de pequeños escritos, todas las demás obras han visto la luz póstumamente: A Voice Through a Cloud (1950), que algunos críticos la han considerado como una de sus mejores novelas y ocuparon los dos últimos años de su vida; Journals (1952); A Last Sheaf (1952), que recoge poemas, escritos y reproducciones de sus cuadros; I Left My Grandfatker’s House (1958) y Denton Welch, Selections from his published works (1963), obra que contiene una interesante introducción de Jocelyn Brooke, quien calificaría a Denton de la siguiente manera: “Yo creo que era, en el sentido exacto de la palabra, un genio. No significa que sea un gran escritor… pero su arte tiene algo de perverso, virtud demoníaca que supone la posesión de algo más que talento”.

El corto período entre las dos guerras mundiales representa una época privilegiada de la historia de la literatura rumana, la cual conoció entre 1918 y 1940, un florecimiento sin precedentes. Tan sólo en dos decenios, la literatura rumana logra recuperar la distancia que la separaba de la literatura occidental y sincronizarse con las nuevas experiencias estéticas del momento. El salto de valores se siente sobre todo en la poesía y en la prosa, campos en los que desarrollaron sus actividades una serie de escritores excepcionales como Lucian Blaga, Tudor Arghezi, Ion Barbu, George Bacovia, Vasile Voiculescu, Mihail Sadoveanu, George Calinescu, Camil Petrescu, Mircea Eliade, Hortensia Papadat-Bengescu, Mateiu I. Caragiale, Anton Holban, Mihail Sebastian, M. Blecher, Urmuz etc. Con raras excepciones, sus obras siguen siendo, desafortunadamente, muy poco conocidas fuera del espacio cultural rumano, no porque carezcan de valor estético sino debido a la barrera lingüística, al hecho de que dichos autores no se expresaron en una lengua de circulación europea. Los decenios tres y cuatro del siglo XX representan una época de máxima efervescencia creadora para la evolución de la novela rumana.

Poeta, prosista, dramaturgo, ensayista y filósofo, Camil Petrescu nace en 1894; huérfano desde muy pequeño, no le impide sus asistencia al colegio y terminar ingresando en la Universidad de Bucarest para estudiar Filosofía. Influido por el período que oscila entre las dos guerras mundiales, llega a ser profesor en Timisoara. Director del Teatro Nacional de Bucarest, y a partir de 1947 miembro de la Academia Rumana, muere el 14 de mayo de 1957. Camil será y sigue siendo una de las figuras prominentes de la literatura rumana de este momento. El escritor contribuyó decisivamente a la renovación de la novela, particularmente por la substitución de la idea de perfección artística, de la que era triburaria la novela tradicional, por un nuevo concepto, el de autenticidad, como uno de los fenómenos más interesantes que va a conocer la novela rumana, una teoría que nació como una reacción contra el academicismo y constituyó una modalidad de regeneración de la literatura. Uno de los principales cambios que Petrescu introduce es el cambio de puntos de vista sobre el sentido de la literatura, la cual dejó de tener la función de deleitar y se impuso como revelación de una realidad. Innovaciones que el mismo va a poner de manifiesto: “No describo sino lo que veo, lo que oigo, lo que registran mis sentidos, lo que pienso… Esta es la única realidad que puedo narrar… Sin embargo, ésta es la realidad de mi conciencia, mi contenido psicológico… De mi mismo no puedo salir…Haga lo que haga, no puedo describir sino mis propias sensaciones, mis propias imágenes. No puedo hablar honradamente más que en primera persona”. Entre sus obras es interesante destacar las novelas Última noche de amor, primera noche de guerra (1930), El lecho de Procusto (1933) o Un hombre entre los hombre (1953-1957).

La tendencia a no ser falso, la identificación de la creación artística con los acontecimientos vividos por el autor, la lucidez, la confesión no literaturizada (es decir la poética de la autenticidad) se encuentran en la base de la segunda gran novela de Camil Petrescu, El lecho de Procusto (1933). De hecho, el desafío a los lugares comunes, la permanente necesidad de experimentar nuevas fórmulas narrativas hacen que el autor de Tesis y antítesis sea el primer escritor “textualista” de la literatura rumana.