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ISBN:

978-84-15255-66-6

Ocho comedias magistrales

Editorial: Fundación José Antonio de Castro   Fecha de publicación:    Páginas: LX + 752
Formato: Tapa dura, 22 x 14 cm.
Precio: 50,00
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Disponible. Normalmente se envía en 3 días.

• Edición del grupo PROLOPE al cuidado de Agustín Sánchez Aguilar.

• Incluye las obras:
Peribáñez y el comendador de Ocaña.
Fuenteovejuna.
El villano, en su rincón.
El mejor alcalde, el Rey.
La dama boba.
El perro del hortelano.
El caballero de Olmedo.
El castigo sin venganza.


• “Lope era mucho Lope”, concluye Agustín Sánchez Aguilar en su amenísimo prólogo a estas Comedias magistrales. En pleno Siglo de Oro, el dramaturgo sembró la polémica con una nueva forma de escribir teatro que gozaba de gran éxito entre el público, aunque fuese criticada desde el mundo académico. Los vigías de la alta cultura no entendían que sus obras contraviniesen las reglas aristotélicas que habían regido la escena desde siglos atrás y le pidieron que escribiese una disertación en defensa de su escritura. El resultado será el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (publicado junto a sus Rimas en 1601).
La nueva fórmula lopesca llenaba de nervio y dinamismo las tablas, conectaba con el público y enaltecía el lenguaje con los recursos de la poesía. Ahora lo trágico convivía con lo cómico y, frente a las antiguas leyes de unidad de tiempo y espacio, vemos a Lope agilizar sus obras con cambios continuos de escenario, mantener viva la intriga hasta el final y dilatar la acción en varios días. En aquellos momentos, la diversión del espectador era la que marcaba la pauta sobre el arte de escribir, por lo que no es de extrañar que el dramaturgo se ganara pronto el sobrenombre del Fénix de los Ingenios.
Aunque sabemos que escribió muchas más solo se han conservado alrededor de trescientas comedias, un repertorio inmenso del que hemos escogido ocho piezas consideradas magistrales por todos sus estudiosos. Algunas, como Peribáñez, estuvieron en el canon desde el principio mientras que otras hubieron de esperar siglos para ser apreciadas. Hablamos por ejemplo de El Caballero de Olmedo, redescubierta por Lorca, que la adaptó y representó con La Barraca.
Sin embargo, todas ellas revelan a un dramaturgo ingenioso y versátil que se maneja tan a gusto en la tragedia histórica como en la comedia de enredo, y que bebe en las fuentes más variopintas (pasamos de los tiempos bíblicos a la Galicia medieval, de la Grecia antigua al Toledo del rey Bamba). Mitos clásicos, fábulas caballerescas, crónicas e incluso refranes servirán, en fin, para que la imaginación de Lope engendre una nueva comedia.
En su teatro el romance cobra protagonismo, la figura del gracioso siembra el contrapunto cómico frente al galán y la honra se revela como fuerza omnipotente que determina los movimientos de los protagonistas.
En este sentido, Lope va un paso por delante porque considera que el honor también es asunto del pueblo (frente a la creencia tradicional de que solo pertenecía a los nobles). Así, en Peribáñez y el comendador de Ocaña (1605) elevará la figura del campesino como protagonista heroico que defiende la honra de su mujer ante los abusos del comendador e incluso logra el favor del rey, reconociendo la victoria del débil sobre el poderoso. Drama de honor villano que bordará en otras comedias como Fuenteovejuna (1612) o El mejor alcalde, el rey (1623).
Pero no menos poderoso se mostrará su ingenio en piezas como La dama boba (1613) que, bajo el molde de la comedia ligera, aborda temas tan sustanciosos como la educación de las mujeres (tantas veces les habían prevenido del peligro de la mujer cultivada) y la idea neoplatónica de que el amor refina el entendimiento. Lope teje y desteje hasta resolver en el último momento el lío con un solo tirón del hilo. Amor y honor que también cobran protagonismo en El perro del hortelano (1615), donde nuevamente rompe una norma social (el enlace imposible entre una noble y un plebeyo) en pro de la felicidad individual. O el amor y la muerte, en tragicomedias como El castigo sin venganza (1631) y El Caballero de Olmedo (1625), donde el autor parte de una coplilla conocida por todos, anticipando el aciago final del caballero desde el principio y jugando con la complicidad del público como nunca antes se había hecho en escena.
Tras la lectura de estas ocho comedias esenciales editadas bajo el excelente cuidado del Grupo Prolope, nadie podrá dudar de la astucia y ductilidad de Lope a la hora de diseñar la arquitectura dramática de una comedia, manejar las emociones del público y elevar el alma del espectador gracias a la altura poética que alcanzan muchos de sus versos.

• Félix Lope de Vega nació en Madrid, aunque de niño vivió en Sevilla. Estudió gramática con los jesuitas y se formó en las universidades de Alcalá y de Salamanca. Durante su vida mantuvo relaciones amorosas con varias mujeres, que aparecen en sus obras bajo diversos pseudónimos. La actriz Elena Osorio (Filis), fue una de las más importantes. Finalizado su romance, Lope es condenado a cuatro años de destierro por escribir unos poemas difamatorios contra la familia de Elena. Se instala en Valencia con su primera esposa, Isabel de Urbina (Belisa) y allí contacta con importantes dramaturgos de la escuela valenciana, en especial, con Guillén de Castro. Nuestro prolífico autor es considerado el creador del teatro nacional y de la llamada “comedia nueva”, cuyos principios recoge en el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609), primer manifiesto del teatro moderno. Sus composiciones rompieron con el teatro renacentista clásico, gracias al uso de la polimetría y al empleo de un lenguaje accesible al pueblo, creando un estilo propio que ha tenido una innegable influencia en la literatura española. Sus comedias crean arquetipos psicológicos característicos, como el rey, el villano, la dama, etc. y la figura del gracioso, contrapunto cómico del héroe grave, con antecedentes Plauto. Sus obras le convierten en uno de los genios de la literatura universal, siendo autor de, por citar algunas, El mejor alcalde el rey, Peribañez y el comendador de Ocaña, Fuenteovejuna o El caballero de Olmedo. Su producción teatral es básica para comprender el teatro barroco español y su influencia en figuras como Calderón, Tirso de Molina, Ruiz de Alarcón y otros.



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