¿Por qué somos infelices cuando se supone que «deberíamos» ser felices? Decía Aristóteles que la felicidad no consiste tanto en conseguir metas -placeres, riquezas, honores, éxitos-, sino en un estilo de vida, en un modo de vivir. Por tanto, podemos afirmar que la infelicidad tampoco es no haber conseguido riqueza, honores, placeres o éxitos, sino un estilo de vida. Somos los autores de nuestra infelicidad. Hay un solo camino para ser pleno y feliz, y muchos falsos atajos para la felicidad. Estas páginas recorren esos otros caminos para analizarlos y reírnos juntos.

Existe algo común en la tarea de madres, padres, profesores, profesores-tutores, amigos, médicos, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, educadores sociales, directores espirituales, sacerdotes, coach, mentores: todos acompañan personas. Pero el acompañamiento, aunque es una tarea connatural al ser humano, también es un arte que hay que aprender si se quiere ejercer con eficacia. La buena voluntad no basta. Las siguientes páginas muestran, de modo sencillo y claro, el camino común a todo tipo de acompañamiento y ofrecen a los que se descubren vocacionados para acompañar, claves, instrumentos, y un método que les permite hacer su tarea de la manera más excelente posible.

«¿Dónde estás, Adán?». Esta es la primera pregunta de Dios en el Génesis. Y es también la pregunta que resuena en cada uno de nuestros corazones una y otra vez. ¿Dónde estás respecto de quien estás llamado a ser? ¿Qué estás haciendo de tu vida? Y junto a esta pregunta se puede sentir una invitación: «Vuelve a mí». «Yo estoy a la puerta y llamo; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,20). Casi es una súplica de Dios a ti y a mí: «Volved a mí de todo corazón» (Jl 2,12). Pero quizá no oigo ni la pregunta, ni la llamada, ni la invitación. No porque Dios se oculte, sino porque no escucho. Ahora bien, si me concedo un tiempo de silencio, si aprendo a prestar atención, quizá descubra que soy visitado, que soy invitado, que Dios sigue a mi puerta, esperando.

Esta obra ha sido concebida para todos los profesores cristianos: los que viven latiendo en el corazón de la fe y los que se han enfriado, los que están trabajando en colegios religiosos como los que ejercen en centros públicos, los profesos en una orden religiosa o los padres y madres de familia, los jóvenes y los mayores. La propuesta es para todos ellos, porque lo que supone ser cristiano y profesor les es común.
El libro consta de cuatro partes. En la primera se aborda el «quién» de un profesor cristiano y qué supone para la docencia su identidad como tal. Luego se presenta el análisis -desde una perspectiva más antropológica- de la docencia cristiana en la relación con el alumno. En tercer lugar se considera cómo puede el profesor cristiano acompañar espiritual y religiosamente al alumno y, vinculado a ello, la manera en que el profesor se convierte así en evangelizador. En cuarto y último lugar se trata sobre el modelo de sociedad para el que educamos, y cuáles son los signos de esperanza que el profesor cristiano puede realizar y promover para recrear una cultura y una sociedad en clave evangélica.

Los estudios sobre la familia se han atomizado en una multitud de áreas: biológica, etnológica, jurídica, religiosa, pastoral, terapéutica, cultural, moral o histórica. Pero, en general, ha faltado el análisis de un referente común a todos ellos, de una descripción y análisis de su estructura antropológica, metafísica y personal. Analizar esa estructura permanente de la familia es lo que pretende la «filosofía de la familia» y, más precisamente, la «antropología de la familia».
En este ensayo se aborda el estudio de la familia yendo a su raíz antropológica: el hecho de su estructura personal y comunitaria. No es ésta una posición teórica o una hipótesis, sino una descripción del fenómeno familiar. Por tanto, al hablar aquí de familia no nos referimos a un tipo social o histórico empírico, sino a una especial relación de personas que forman una comunidad. La familia, como comunidad de personas, tiene las mismas caracteristicas del ser personal: «consistir en una constelación de dones, tener un sentido existencial, crecer hacia su plenitud y estar intencionalmente abierta».

XOSÉ MANUEL DOMÍNGUEZ PRIETO (Madrid, 1962), doctor en Filosofía por la Universidad Complutense, es miembro del Instituto Emmanuel Mounier, director de la Colección «Persona» de la Fundación Mounier y profesor de Filosofía en Enseñanza Media, además de traductor, conferenciante y articulista, siempre con el tema de la familia y la persona como principal punto de referencia. De sus treinta libros publicados destacan: «Sobre la alegría» (1995), «Viktor Frankl» (2000), «La revolución personalista y comunitaria en Mounier» (2002), «Para ser persona» (2002), «La familia y sus retos» (2002), «Ética del docente» (2003), «Historia de la filosofía» (2003), «Razones para el compromiso» (2004), «Eres luz» (2005), «Llamada y proyecto de vida» (2007).

--- ÍNDICE GENERAL ---

INTRODUCCIÓN
1. Qué es antropología
2. Qué es una antropología del matrimonio y la familia
BIBLIOGRAFÍA

PRIMERA PARTE: LA PERSONA
Introducción. Quién es la persona. Primera aproximación
CAPÍTULO I. Estructura del ser personal como constelación de dones
1. La persona como «autós»
2. La estructura ontológica de la persona
CAPÍTULO II. Sentido existencial de la persona
1. La vocación como fuente de sentido
2. Actitudes ante lo que se hace presente
3. El encuentro como fuente de sentido
CAPÍTULO III. La persona llamada a la plenitud
1. Decir plenitud es decir felicidad
2. Deseo de plenitud e inquietud existencial
3. La oscuridad como antesala de la luz
4. La persona: flecha lanzada al infinito
CAPÍTULO IV. Apertura intencional al otro
1. Apertura
2. Apertura intencional

SEGUNDA PARTE: LA COMUNIDAD MATRIMONIAL
Introducción
CAPÍTULO V. La comunidad matrimonial como constelación de dones
1. La relación interpersonal
2. La reciprocidad de donación y acogida
3. La conyugalidad
4. Estructura de la comunidad matrimonial
CAPÍTULO VI. El amor: sentido existencial y fuerza dinamizadora
1. Atracción
2. Deseo
3. Bienquerencia
4. Decir «amor» es decir «persona»
5. Amor como sentido existencial de la comunidad matrimonial
6. Amor como entusiasmo
7. El amor como fuerza dinamizadora
CAPÍTULO VII. El amor «in fieri»: dar de sí de la comunidad matrimonial hacia la plenitud
1. Dar de sí en la verdad, en la bondad y en la belleza
2. El proyecto de la comunidad matrimonial
3. Condiciones de posibilidad para la realización de la plenitud personal: virtudes de la vida comunitaria matrimonial
CAPÍTULO VIII. Apertura y fecundidad: ser desde nosotros
1. Qué es apertura
2. Qué es fecundidad
3. Formas de fecundidad

TERCERA PARTE: LA FAMILIA COMO COMUNIDAD DE PERSONAS
Introducción
1. Atomización de los estudios sobre la familia
2. Penultimidad de los análisis sociológicos
3. Un paso más: la familia como comunidad de personas
CAPÍTULO IX. La comunidad familiar como constelación de dones
1. Familia como comunidad. Otros grupos familiares
2. Estructura de la familia: paternidad-maternidad-filiación-fraternidad
CAPÍTULO X. Sentido existencial de la familia
1. La familia, como lugar de la primera y fundante experiencia de sentido existencial
2. El amor como sentido de la comunidad familiar
CAPÍTULO XI. Dar-de-sí de la familia hacia su plenitud
1. En qué consiste la plenitud familiar
2. Dar de sí en la verdad, la bondad y la belleza
3. La educación en familia
4. El proyecto familiar
CAPÍTULO XII. Apertura de la familia
1. La «familia» cerrada
2. La familia abierta
EPÍLOGO. Metáfora de la luz