En agosto de 1846 una noticia espectacular se extendió por toda Nueva Escocia, en Canadá, y recorrió rápidamente la costa atlántica hasta Boston, en los Estados Unidos: en una pequeña localidad de aquella región una mujer había dado a luz una niña que había pesado al nacer casi 10 kilos. Así comenzó la legendaria vida de Anna Swan, una giganta canadiense que adquirió fama mundial no sólo por su tamaño (llegó a medir 2 metros y medio), sino también por su personalidad, tan avanzada para su época como colosalmente larga y corpulenta era su figura entre sus contemporáneos. La giganta hizo carrera artística al lado del también célebre P. T. Barnum, el mayor coleccionista de rarezas y monstruos de la naturaleza que haya existido nunca, creador de un auténtico museo de la anormalidad en Nueva York. Esta novela relata con un humor ciclópeo, en un estilo que hace irrisión de lo grandilocuente y de lo pacato, de lo grande y de lo diminuto, de lo prodigioso y de lo trivial, las peripecias de aquella descomunal supermujer norteamericana, sus impresiones de un mundo que no estaba hecho a su medida, ni en lo cotidiano ni en lo íntimo, ni al caminar por la calle ni al abordar una relación sexual, las distorsiones que su presencia introducía en una realidad "normal" que digiere muy mal las excepciones o la fantasía fuera de los arquetipos. La novelista Susan Swan, que coincide en el apellido con su personaje, le presta aquí la voz, una voz que subvierte la anomalía para enunciar el mito de la perturbación en que vive nuestra sociedad moderna y que ha sacudido las tradicionales categorías de sexo, de arte o de nacionalidad.