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Stefan Zweig se refirió al gran humanista Erasmo de Rotterdam como el primer «europeo consciente de serlo». Para él, Erasmo era el «maestro venerado», al que se sentía unido no solamente en lo espiritual sino sobre todo en el rechazo de toda clase de violencia. Esta «figura de alguien que tiene razón no en el ámbito tangible del éxito sino únicamente en sentido moral» fascinaba a Zweig. La fortaleza de espíritu y la dificultad para decidirse a actuar constituyen el «triunfo y la tragedia» de Erasmo. Stefan Zweig intenta, con su biografía, que Erasmo replique con lo que fue el sentido de su vida: la justicia. Sabe que «el espíritu libre e independiente, que no se deja atar por ningún dogma y que evita tomar partido, no tiene patria en la tierra».
Stefan Zweig nació en Viena en 1881. Durante la Primera Guerra Mundial tuvo que exiliarse a Zúrich a causa de sus ideas pacifistas. Desde 1919 a 1935 vivió en Salzburgo, a partir de ese año se trasladó a Inglaterra donde se estableció como exiliado. Muy pronto destacó como traductor de Verlaine, Charles Baudelaire y, sobre todo, Émile Verhaeren. Publicó sus primeros poemas en 1901 y fue conocido tanto por su obra novelística como por sus investigaciones históricas. Posteriormente, al estallar la Segunda Guerra Mundial, buscó refugio en el continente americano donde, convencido de la definitiva destrucción del ámbito cultural europeo, se quitó la vida junto a su segunda mujer, en 1942.