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Publicado orixinalmente en Madrid en outubro de 1934, De mar a mar é un extraordinario libro de poemas de Feliciano Rolán Vicente (Vigo, 1907-A Guarda, 1935) que mereceu a gabanza de poetas contemporáneos tan notables como Juan Ramón Jiménez ou Federico García Lorca, e, no noso país, de Álvaro Cunqueiro ou Luís Seoane. No entanto, trala prematura morte do seu autor aos 27 anos, o poemario ficou varado no mar do esquecemento. O presente volume rescata esta magnífica obra e repara o nome do seu creador. Esta edición bilingüe de Alvarellos Editora, publicada na súa coidada (e premiada) Colección Rescate, incorpora unha versión en lingua galega dos textos realizada polo tradutor, poeta e profesor Anxo Angueira. O volume ábrese cun clarificador ensaio de Gregorio Ferreiro Fente, e enriquécese con diverso material (imaxes, manuscritos e debuxos) moi descoñecido, cun cadro bio-bibliográfico de Celso R. Fariñas e cos valiosísimos testemuños literarios de Ricardo Carballo Calero e Carlos MartínezBarbeito, dous intelectuais que trataron a Feliciano Rolán. Os poemas de De mar a mar son «como berros de afogado», en palabras de Lois Tobío. Son versos que nos han fascinar hoxe coa súa enorme sensibilidade e magnetismo.
Durante su vida, Roland Barthes publicó poco sobre Proust ?cinco textos o artículos? aunque él mismo confiesa que sin duda fue el autor que más leyó, ya desde la adolescencia pero especialmente en sus últimos años, durante el duelo por su madre, de la que constantemente hizo eco con la de la madre de Proust.
Este volumen reúne los textos de Barthes publicados en vida, la transcripción de tres emisiones que efectuó en France Culture, algunas obras inéditas, algunos fragmentos de un curso que llevó a cabo en el Collège de France y una importante selección de sus conocidos archivos personales.
Barthes abre caminos, toma atajos, adopta, descarta y ofrece una visión perfectamente moderna de un autor extraordinariamente moderno. Básicamente llena un vacío: faltaba el «Proust de Barthes» y aquí lo tenemos centelleante, vibrante, seminal.
El grado cero de la escritura, publicado en Francia en 1953,
es el primer libro de Roland Barthes, y el germen de una reflexión
sobre la literatura y el lenguaje que resulta aún hoy ineludible.
¿Dónde ubica él la escritura? En el espacio que se abre entre
la lengua (ese repertorio que se hereda y que funciona como una
tradición no elegida) y el estilo (los rasgos más íntimos ?imágenes,
léxico?, que provienen del pasado del escritor y que configuran
una mitología secreta que se le presenta como una imposición
casi biológica, como los automatismos de su arte): precisamente
allí, entre ambos, se instala la escritura, concebida como la
posibilidad de decidir sobre el horizonte discursivo propio,
de ejercer una libertad no exenta de condicionamientos pero
imprescindible para afirmar cualquier proyecto literario. La escritura
es así el enlace entre la creación y la sociedad, es la posición que
un escritor sostiene y construye en relación con la historia y con
las convenciones: un acto de conciencia, de responsabilidad,
determinado cada vez por los límites ideológicos de la época.
A este texto pionero, que condensa ideas clave de la obra de
Barthes, le siguen los Nuevos ensayos críticos, pequeñas piezas
que buscan echar luz sobre autores y obras: La Rochefoucauld,
Chateaubriand, Proust o Flaubert, además de un apartado que
describe el abecé del análisis estructural y, por extensión, de
cualquier análisis literario.
Frecuentar los libros de Barthes no depara sino sorpresa
y regocijo: el efecto de los clásicos, cuya elocuencia parece
no estar amenazada por el tiempo.
Imprevisible y sin embargo regular, siempre nueva a la vez que inteligible, la moda no deja de interesar a psicólogos, sociólogos y estetas. En este libro, sin embargo, Roland Barthes la cuestiona desde un punto de vista distinto: considerándola a través de las descripciones de la prensa, descubre en ella un sistema de significaciones y la somete por primera vez a un verdadero análisis semántico. ¿Cómo los hombres y las mujeres pueden crear sentido a través de sus vestimentas?
Al intentar responder a esta pregunta, el autor se encuentra con una de las preocupaciones básicas de la antropología, sobre todo la de los años sesenta y setenta, cuando estos trabajos se convirtieron en clásicos: la extensión del análisis lingüístico al conjunto de los fenómenos culturales. Pero, a la vez, Barthes también cuestiona el modo en que nuestra sociedad asume o elude la arbitrariedad de los sentidos que elabora, por lo que este libro sobre la moda es también un libro sobre los signos sociales que la hacen posible.
Las relaciones entre la escritura de Roland Barthes y el universo de la imagen fueron siempre tan constantes como complejas, por lo que dieron lugar simultáneamente a libros sobre temas generales, concebidos desde una perspectiva sistemática, y a textos más breves y concretos, en torno a asuntos mucho más específicos.
En lo que se refiere a estos últimos, Barthes sustituyó su habitual minuciosidad metodológica por un enfoque hasta tal punto intransferible y personal que acabaron convirtiéndose en piezas literarias de primer orden, en pequeñas obras maestras del ensayo. Pero lo más importante es que, tomados en su conjunto, esos escritos constituyen por sí mismos una pequeña historia abreviada de la imagen en todas sus manifestaciones.
Este volumen presenta una selección de textos inéditos en castellano realizada a partir de las obras completas de su autor, por lo que incluyen desde un breve libro ?La torre Eiffel? hasta artículos periodísticos, desde reseñas aparecidas en revistas cinematográficas hasta análisis elaborados para publicaciones especializadas en arte o literatura. Los temas abarcan igualmente múltiples aspectos de la cuestión, trátese de las relaciones entre pintura, fotografía y escritura; de la diferencia entre lenguaje y expresión cinematográficos; de lo que separa a la comunicación de la significación, la conceptualización y la simbolización; o de cómo los gestos publicitarios se deslizan en nuestra vida.
Todo ello ilustrado con una ojeada crítica a figuras tan importantes y variopintas de la cultura moderna como Robert Bresson, Guido Crepax, el marqués de Sade, Richard Avedon, Henri Matisse o Michelangelo o Antonioni. Y, por supuesto, desde la peculiar perspectiva barthesiana, capaz de definir la torre Eiffel ?parafraseando el título de uno de sus más famosos libros? como «el grado cero del monumento».
Roland Schimmelpfennig es, en la actualidad, el autor contemporáneo de habla alemana más interpretado y traducido del mundo. Su teatro se enfoca principalmente en las consecuencias de la relación entre el ser humano y la sociedad contemporánea y está cubierto de elementos surrealistas y oníricos. Se le considera el padre de la vuelta a la narración en escena. Algunos de sus temas recurrentes son la incomunicación, la fragilidad de las emociones o las interpelaciones metafísicas. En La grieta en el mundo, Schimmelpfennig utiliza las diez plagas del Antiguo Testamento para representar el tormento de los personajes a través de diálogos fragmentarios y retazos de charlas aparentemente triviales en una estructura musical progresiva. En Diecisiete esbozos desde la oscuridad, a partir de La ronda de Arthur Schnitzler se exploran las relaciones de poder en las parejas sentimentales, mostrando las estructuras de dependencia y cuestionando los conceptos de relación amorosa a través de diez personajes que se encuentran en la oscuridad: un productor de cine y una actriz, un joven autor y una fiestera, una pareja en matrimonio abierto, una prostituta y un soldado, un gerente de hotel y una criada.
«Las obras Roland Schimmelpfennig, que vive entre Berlín y La Habana, se caracterizan sobre todo por escenas compuestas en forma de collage, saltos recurrentes de tiempo, cambios de espacio y de perspectiva». Romy König «Roland Schimmelpfennig es uno de los dramaturgos más montados en Europa porque tiene una manera de escribir muy innovadora, interesante, ágil y con mucho sentido del humor y, sobre todo, habla de cosas que son universales, actuales y que son urgentes». Antonio Vega