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Tras la Segunda Guerra Mundial, muchos fascistas, nazis y colaboracionistas huyeron de la persecución en sus países y encontraron refugio en la España franquista. Políticos, religiosos y militares españoles se ofrecieron a ocultarlos temporal o permanentemente y les proporcionaron una nueva identidad. Algunos de ellos mantuvieron un perfil bajo durante el resto de sus vidas, pero otros se convirtieron en un altavoz al servicio de diversas causas del fascismo y la extrema derecha: Léon Degrelle -el personaje que ejerce de hilo conductor de este ensayo-, Otto Skorzeny o Vjekoslav Luburic hicieron apología de los fascismos; el general Raoul Salan y otros dirigentes de la OAS intentaron derribar a De Gaulle e impedir la independencia de Argelia; y Perón utilizó su refugio español para tratar de organizar su vuelta al poder. Otros más se integraron en la propia estructura franquista, como Walter Mosig o Karl Bömelburg, quienes pasaron de cargos directivos de la Gestapo a asesores de la policía política de Franco.
En Bajo el manto del Caudillo, José Luis Rodríguez Jiménez presenta el resultado de décadas de investigación y ofrece un relato apasionante de los intereses, compromisos políticos y amistades que hicieron de España el último bastión de la noche oscura de Europa.
El autor analiza la obra del siglo XX, que ha consistido, en lo fundamental, en arraigar la metafísica en el suelo de la realidad vivida, del «mundo de la vida» en el que la existencia humana acontece; de ahí que podamos considerarla como el intento de dar un nuevo sentido a la vieja idea aristotélica de una filosofía primera, pero entendida ahora como aquella reflexión fundamental que se propone indagar en los principios constitutivos de la realidad en que vivimos y determinar a la vez el modo de integración del hombre en ella.
Una isla, un pasado, unas gentes que viven entre magias inexplicables y un lenguaje propio.
«Presiento que este libro, tan poético, tan inteligente, tendrá un lugar muy importante en
la nueva literatura española». María Fernanda Ampuero
«Jarroa nos transporta a un paisaje que no existe. No se trata sólo de la isla donde transcurre esta historia, sino de ese lugar extrañamente cálido, hipnótico y sensual, donde nacen y crecen, como flores o como peces, sus palabras y su escritura».
Mercedes Halfon
Existe una isla de la que la gente no se marcha, aunque hayan construido un puente. Y si lo hacen siempre vuelven, ya sea en vida o con los pies por delante. Es una isla que ata y amamanta como una madre colectiva. En ella viven mujeres que se ahúman con laurel después de ir a un entierro, que no silban de noche porque el silbido llama al trasno, que han parido a sus hijos en las casas baratas, hechas con arena de playa. Islas dentro de islas. Mujeres que saben ver más allá de la vida y lavan a los niños con hierbas y les quitan el mal do aire.
Jarroa es desencanto y enraizamiento, volver al lugar del que una vez quisiste marcharte. Niñas con los ojos muy grandespor donde se les mete el mundo y los espíritus. Gheada, seseo, truque. Querer huir y quedarse dentro, hacerse isla y dejar que la marea suba y baje. Recuperar lo que una vez se perdió: la vida y la muerte bailando juntas sin mirarse los pies. Lo cotidiano, la memoria y los mitos se mezclan en una novela sostenida por los rituales de un pueblo marinero donde sigue existiendo una sabiduría poderosa que lasmujeres de la isla ya conocían antes de que llegara el puente. Esa magia hace de pegamento de todo un pueblo. Jarroa es una historia para mantener a la isla con vida
«Jarroa nos transporta a un paisaje que no existe. No se trata sólo de la isla donde transcurre esta historia, sino de ese lugar extrañamente cálido, hipnótico y sensual, donde nacen y crecen, como flores o como peces, sus palabras y su escritura».
Mercedes Halfon
«El gran prodigio de Andrea Fernández, además de su escritura: delicadísima criatura marina (brillo sobre la espuma, sardina frita, marisqueiras en un cuadro de Sorolla), es
su voz casi atemporal, de bruja, de meiga, de eco en la isla que es también una mujer […]. Presiento que este libro, tan poético, tan inteligente, tendrá un lugar muy importante en la nueva literatura española».
María Fernanda Ampuero