Querido lector: Este libro carece de temática única y concreta. Son como piezas de un puzle que irás encajando con la lectura y cuya imagen final o resultado es una enseñanza que nos enriquece humana y cristianamente. En él todo es “variedad”, en el sentido más amplio de la palabra: diferencia dentro de la unidad, conjunto de cosas diversas.

Si Dios permitió que la Santísima Virgen sufriera tanto, es porque el dolor (el de Jesús, el de María, el nuestro) tiene un valor y un sentido. Por eso el pueblo fiel, con su intuición sobrenatural y tan especial para las cosas de Dios, siente tanta devoción por la Virgen Dolorosa y en la meditación y recuerdo de sus dolores encuentra ayuda y consuelo cuando el alma se halla en situaciones análogas a las suyas.

La lectura de este libro evitará caer en un error muy extendido entre los devotos de Santa Gema: que ciertamente es admirable y muy generosa en las gracias y favores que consigue de Dios para los que la invocan y a ella se encomiendan; pero pocos son los que, además y sobre todo, la ven como un modelo con el que Dios ha enriquecido a su Iglesia. Fue canonizada y tiene tanta influencia ante Dios, no por los fenómenos sobrenaturales que vivió, sino por sus muchas y grandes virtudes; y en esto podemos imitarla y esta debería ser nuestra verdadera devoción a Santa Gema.

Jesús no vino para explicar el dolor o hacerlo desaparecer: vino para llenarlo con su presencia y enseñarnos que el sufrimiento tiene un sentido y un valor, aunque tantas veces nosotros no lo entendemos. Un Dios crucificado y muerto por mí, ¡esto sí que es amor!