La sola mención de Bali evoca el paraíso. Más que de un lugar, se trata de un estado de ánimo, una aspiración, un espíritu tropical. Su rica cultura impregna la vida isleña, desde las ofrendas de pétalos hasta la danza y la música tradicionales. Si se añaden sus playas, el surf, una soberbia gastronomía, deslumbrantes puestas de sol y fabulosas compras, Bali resulta insuperable.

Con un sinnúmero de playas de arena, puntos de buceo y enclaves surfistas famosos en todo el mundo, fuentes termales, cascadas espectaculares y muchas oportunidades para los senderistas, este es un destino magnífico para turistas que busquen vivir aventuras y experiencias únicas. En Bali el viajero podrá perderse en el caos de Kuta o regalarse placeres en Seminyak y Kerobokan, practicar surf en las playas del sur o relajarse en Nusa Lembongan. Mientras que en Lombok descubrirá níveas playas, reinos submarinos centellantes y los bancales de arroz que jalonan el segundo volcán más alto de Indonesia. Todo ello sin olvidarse del cautivador archipiélago al este de Bali, Nusa Tenggara, un destino magnífico para turistas activos, deseosos de apartarse de las rutas trilladas.

Aunque es una península modesta y dividida, Corea promete brindar una inmensa variedad de experiencias que el viajero nunca podrá olvidar. La cocina coreana y las costumbres y honradez de su gente van a desempeñar un papel fundamental para completar un increíble viaje por los 5000 años de cultura e historia que cuentan sus modernas ciudades y aldeas más tradicionales. La excelente red de transporte permite observar la contemporaneidad arquitectónica y el frenesí de los barrios de Seúl, retirarse a la tranquilidad de los templos y palacios que forman su patrimonio, hasta descubrir pueblos perdidos y dormir en pensiones instaladas en hanoks (casas tradicionales de madera). Siempre cerca de la naturaleza, ya sea mar o montaña, Corea no va a decepcionar al viajero.

Dividida por una frontera en constante riesgo de conflicto, la península de Corea ofrece al viajero una inmensa variedad de experiencias, hermosos paisajes y 5000 años de cultura e historia. Los modales exquisitos desempeñan un papel crucial en la generosidad de los coreanos con los forasteros, y su natural gentileza posee una cualidad enternecedora. La amabilidad se prodiga en el país, ya sea en una oficina de turismo, al preguntar una dirección o conversando con cualquiera. Los principios confucianos han forjado un acendrado civismo en una sociedad que quizá sea introspectiva, pero también decorosa y optimista. Aunque se recorran paisajes maravillosos o se oteen mares deslumbrantes, la mitad de las experiencias del viaje tendrán que ver con la gente, y es un placer estar entre coreanos.