978-84-301-1994-3
Encarnación «Una filosofía de la carne»
MICHEL HENRY
Editorial: Sígueme Fecha de publicación: 02/04/2018 Páginas: 336Formato: 21 x 13,5 cm.
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Esta novela narra la destrucción de Aliahoya, una ciudad que encarna los más altos logros artísticos y espirituales de la cultura humana. El desastre es el resultado de un imparable proceso de descomposición social y política, descrito de modo minucioso, a veces con gran crudeza por Michel Henry. Todo este proceso es narrado por Sahli, el protagonista, que siente un amor ciego por Aliahova y por Débora, una misteriosa mujer que se niega a abandonar su ciudad y en cuya compañía nos introduce en el corazón de una reflexión política sobre los peligros de la destrucción de una civilización.
La fenomenología de material de Michel Henry vuelve a plantear la cuestión fundamental de la filosofía: la cuestión de la donación. Y la interpreta de manera distinta a la del pensamiento tradicional de Occidente: no como aparición en un mundo, sino como el abrazo invisible de la vida y su propio pathos. De este modo, se plantean problemas a la vez nuevos y paradójicos, que el presente libro aborda con la característica maestría de uno de los filósofos imprescindibles de la segunda mitad del siglo XX.
En la actualidad, el arte puede liberar al hombre de su confusión devolviéndole lo que ha perdido: éste fue el mensaje de Kandinsky, fundador de la pintura abstracta. No se trata de representar el mundo de los objetos, sino nuestra vida interior. ¿Cómo pintar y hacer ver las emociones ocultas de nuestras almas, cómo mostrar lo invisible? Considerada «difícil», la pintura abstracta abre paradójicamente el camino hacia una cultura verdaderamente popular y confluye con el arte preocupado por lo sobrenatural, con el arte sagrado, como nos explica Michel Henry. «Lo que, a fin de cuentas, los más elevados espíritus han pedido al arte es un conocimiento, un conocimiento verdadero," ,metafísico,, susceptible de ir más allá de la apariencia exterior de los fenómenos para entregarnos su esencia íntima. ¿Cómo la pintura realiza y puede realizar esta revelación última? No dándonos a ver, no representándonos esa esencia última de las cosas," sino más bien identificándonos con ella en el acto iniciático del arte.»
A mitad del siglo pasado, Michel Henry redactó las páginas contenidas en este libro. En ellas trataba de establecer el carácter concreto de la subjetividad frente al idealismo, mostrando que la subjetividad coincide con nuestro propio cuerpo.
Para llevar a cabo tan ardua tarea, llamaba en su ayuda a Maine de Biran (1766-1824), uno de los pensadores franceses más originales y menos conocidos. Sin embargo, para Henry este filósofo casi olvidado fue el único capaz de plantear la pregunta decisiva: «¿Existe una apercepción inmediata interna?». Al responder positivamente a esta cuestión se posicionaba contra la fenomenología francesa y alemana, para quienes la vida se caracteriza primeramente como intencionalidad y trascendencia. Con todo, la vida procede de la subjetividad que brota del pathos inmediato de la propia corporeidad, incluso antes de haber recibido toda representación.
Hoy que la ciencia ha producido una objetividad monstruosa denominada técnica, la filosofía de Biran y Henry suponen la lucha contra esta y otras ideologías reductoras que esclavizan al hombre. Además, ofrece el testimonio de la «obstinada voluntad de la vida por seguir viviendo» y la revelación en cada ser humano de la propia vida como «autodonación» radical y primera que se experimenta en el cuerpo.
Michel Henry es uno de los principales filósofos franceses contemporáneos. Está considerado como una de las figuras más relevantes de la escuela fenomenológica.