Marita Alonso no cree en la autoayuda ni en los manuales que pretenden arreglarte la vida diaria; por eso decidió realizar un antimanual -basado en sus nefastas experiencias- que sirviese como guía y ejemplo de lo que es mejor no hacer.

¿Se puede ser feliz sin tener una vida sentimental digna de la portada del Hola? Basta con leer los argumentos y las desventuras de Marita, hacer un ejercicio de razonamiento inverso y... ahí está: el resultado es la fórmula idónea para ser una fucker del amor.

En Antimanual de autodestrucción amorosa encontramos una crítica mordaz e inteligente del amor (el inculcado por Disney); el sexo (el sucio y el impoluto); los hombres (casados, solteros con miedo al compromiso o geranios con testosterona) y las mujeres (sin filtros). Pero, a su vez, el libro contiene también una aguda y realista descripción de todo ello.

Las ilustraciones de Alfonso Casas, uno de los ilustradores más tiernos y originales de este país, dotan de humor y cariño a este hilarante y original antimanual.

Un libro con actividades y pasatiempos pensados para allanarte el camino durante una ruptura. ¡Acepta lo ocurrido mientras resuelves crucigramas y laberintos!

Da igual a qué te dediques, qué hayas estudiado o dónde vivas: una ruptura siempre será una ruptura. Dolor, liberación, dudas y culpa, todo bien mezclado. Un momento en el que distraerse es tan importante como hablar de lo ocurrido, sobre todo si la idea es superarlo sin sobrecargar tu mochila emocional.

Para lograrlo, te va a tocar atravesar unas cuantas fases: negación, ira, promiscuidad, depresión y aceptación. En este libro, cada etapa se ha convertido en actividades y pasatiempos pensados para allanarte el camino, así que enfádate, acuéstate con quien quieras, piensa en volver, engorda y acepta lo ocurrido mientras resuelves crucigramas y laberintos, aprendes cuatro cosas sobre cómo afrontan sus rupturas los famosos, pones a prueba tu cultura general, recaes, lloras un poco y, finalmente, entierras a tus ex.

No te prometemos que deje de doler, pero sí pasar un buen rato. ¿No es eso lo que le pedimos a los buenos amigos?