Viaje imaginado e imaginante de vuelta al pueblo de los años de mi niñez, de mi adolescencia y de mi juventud primera. Que nadie se engañe, este es un libro de historia personal.

Me considero un indio apache inexperto buscando las huellas de las palabras, maravillosas, palabras mágicas, palabras que han conformado nuestra vida profesional, personal y emocional, nuestra vida como médicos. No aspiro ni quiero más, ni aspiro ni quiero menos.
Una palabra, una huella, ¿de quién?,
¿de dónde?, ¿a dónde?, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿con qué intención?, ¿con quién??
Rastreo palabras donde puedo y como puedo y nada más.
En el fondo, este libro es una reivindicación y una necesidad de llenar un vacío que cada día se agranda y que he vivido en mi vida profesional, de zanjar de una vez esta carencia cultural que tenemos los médicos, profesión humanista por antonomasia.
Manuel García Tejeiro

Encontramos en esta obra una ingeniosa compilación de aforismos, proposiciones y sentencias que dibujan una crítica simpática y refrescante del mundo que rodea al autor, un desorden premeditado de ideas y pensamientos que invita a sonreír y a reflexionar, en un grato equilibrio entre lo literario y lo humanístico, lo anecdótico y lo paradójico. Bajo estas definiciones, bienintencionadas a veces y puñeteras otras muchas, subyace un espíritu rebelde.
Un divertido alarde de ingenio. Virginia Morán de la Mata

“Justo antes de la Pandemia del VHP19, casi en los primeros días del confinamiento obligatorio y drástico, un librillo atrajo mi atención, estaba en francés y que yo sepa no traducido al español y si lo está no me importa. Esta es mi versión. El autor es Charles Victor Daremberg y el título absolutamente sugestivo para mí «La médecine dans Homère». ¿Por qué no –pensé– un confinamiento con Homero y la medicina a través de la mirada de Daremberg, citado por todos los historiadores de la medicina? Un confinamiento sin el mar Egeo a mi alrededor, sin el paisaje homérico, sólo cachivaches, papeles, apuntes, libros, sólo adivinándolo, interiorizando una batalla épica, de hombres contra hombres, de dioses contra hombres y hombres contra dioses, hiriéndose, matándose, destrozándose incluso con trazas de canibalismo y menos mal que al haber tantos dioses y diosas, podían tomar partido y los contendientes no tenían que preguntarse ¿y cuál es tu dios? Sin posibilidad de encontrarse con la respuesta terrible y paradójica –oye, pues el mismo que el tuyo–. Y el resultado es este librillo. Esta incursión en una de las miles de facetas que se pueden encontrar en la Ilíada y la Odisea: la Medicina.”

Este diccionario, corregido y aumentado, son palabras, solo pa¬labras, nada menos que palabras que nos han ido acompañando durante toda nuestra vida profesional. Palabras que merece la pena que saquemos de ese almario donde almacenamos lo mejor de nuestra vida y lo guardemos. Palabras que nos ayudan a entender nuestra profesión, a vivirla e incluso a amarla. Palabras que tienen una belleza increíble al decirlas. Palabras que a lo largo de los siglos se han ido enriqueciendo, incluso cambiando o formando otras más complejas pero sin perder sus raíces, su urdimbre.
En esta 2ª edición he querido añadir un anexo con términos helenísticos teratológicos porque me parecía interesante, un poco como homenaje a mi profesión, y porque dentro de muy pocos años estas alteraciones pasarán al baúl de los recuerdos. Hay una cosa muy clara: antes de la Talidomida, los antibióticos, y las bombas atómicas ya había malformaciones teratológicas o monstruosidades.
Manuel García Tejeiro, berciano hasta las cachas, médico, patólogo (que no es lo mismo que ?experto en patos?), poeta, articulista, cuentista, hacedor de manchas.

El ser humano muere. Somos mortales, pero eso ya lo sabemos desde siempre, no creo que a estas alturas de la vida humana alguien se sienta engañado, nadie se haga de nuevas, la muerte está ahí en todas sus formas y variedades, como está la vida, el trabajo, el amor, el odio, las emociones, las pasiones, la razón…; miedo, pues, ¿por qué?