Chi non ha mai sognato di dare un morso alla Luna? Gli animali del racconto condividevano questo stesso desiderio: avrebbero voluto assaggiarne soltanto un pezzetto, ma tutti i loro tentativi di allun-garsi verso il cielo fallivano. La tartaruga, allora, ebbe un?idea geniale: ?Se mi sali sulla schiena, saremo abbastanza alti da toccare la luna?, disse all?elefante

The animals that live in the jungle show us how the things we share always taste much better.

Había moito tempo que os animais andaban a matinar a que sabía a lúa. Era doce ou salgada? Só querían probar un anaco pequeno. Polas noites, miraban ansiosos para o ceo. Estarricábanse e estiraban o pescozo, as pernas e os brazos, tentando collela... Quen non soñou algunha vez con darlle unha dentada á lúa? Este foi precisamente o desexo dos animais deste conto. Tan só querían probar un anaquiño pero, por máis que se estiraban, non eran quen de tocala. Daquela, a tartaruga tivo unha idea xenial: ?Se sobes ao meu lombo, poida que cheguemos onda ela?, díxolle ao elefante

Hacía mucho tiempo que los animales deseaban averiguar a qué sabía la luna. ¿Sería dulce o salada? Tan solo querían probar un pedacito. Por las noches, miraban ansiosos hacia el cielo. Se estiraban e intentaban cogerla, alargando el cuello, las piernas y los brazos. ¿Quién no soñó alguna vez con darle un mordisco a la luna? Este fue precisamente el deseo de los animales de este cuento. Tan solo querían probar un pedacito pero, por más que se estiraban, no eran capaces de tocarla. Entonces, la tortuga tuvo una genial idea: ?Si te subes a mi espalda, tal vez lleguemos a la luna?, le dijo al elefante.

Hacía mucho tiempo que los animales deseaban averiguar a qué sabía la luna. ¿Sería dulce o salada? Tan solo querían probar un pedacito. Por las noches, miraban ansiosos hacia el cielo. Se estiraban e intentaban cogerla, alargando el cuello, las piernas y los brazos. ¿Quién no soñó alguna vez con darle un mordisco a la luna? Este fue precisamente el deseo de los animales de este cuento. Tan solo querían probar un pedacito pero, por más que se estiraban, no eran capaces de tocarla. Entonces, la tortuga tuvo una genial idea: ?Si te subes a mi espalda, tal vez lleguemos a la luna?, le dijo al elefante.

?¿A qué sabe la luna?? es, sin lugar a dudas, una de las publicaciones más emblemáticas del catálogo de Kalandraka. Desde su publicación en 1999, más de 500.000 ejemplares de este relato de solidaridad y sueños compartido han viajado a hogares, escuelas o bibliotecas en los diferentes idiomas editados: castellano, galego, català, euskara, portugués, inglés, italiano,... Para celebrar los 25 años de Kalandraka, la editorial ofrece este clásico contemporáneo en un nuevo formato en cartoné y tamaño excepcional ideal para mostrar en público que se convertirá en un recurso imprescindible para mediadoras, escuelas y bibliotecas. ?¿A que sabe la luna??, escrito e ilustrado por el autor e ilustrador polaco Michael Grejniec, es un libro especialmente recomendado para primeros lectores. Basa su estructura en las repeticiones y la acumulación de personajes, un recurso muy frecuente en la literatura tradicional. Esta obra invita a ser contada, consiguiendo una gran interacción entre el narrador y los receptores. Desde el punto de vista estético, las ilustraciones destacan por su estilo sencillo y cálido, a lo que contribuye el soporte en el que están realizadas, en papel-couché. La distribución de las imágenes y del texto, sobre fondo blanco, consigue un equilibrio que potencia el efecto artístico del libro.