9788419823342
Estatuas en el parque
Luis Velázquez Buendía
Editorial: Trea Fecha de publicación: 01/12/2023 Páginas: 80Formato: Gijón
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«A veces hablo con mi corazón, a veces con mi conciencia. A veces es mi corazón quien habla, otras veces mi conciencia. Hay veces que no sé quién habla dentro de mí. A veces hablo por hablar. Mas mi demonio, el ángel que me combate, guarda siempre silencio». Con esta declaración se abre y se plantea la perspectiva de esta nueva entrega poética de Luis Velázquez Buendía para indicarnos que «la mayor parte de las veces […] no hay otra alternativa sino perseverar, y que colateralmente nuestras, llamémoslas así por el momento, ensoñaciones tienen alguna posibilidad de alcanzar en el futuro una significación trascendental, de tomar parte en un cambio radical de algún modo. La cuestión atañe fundamentalmente a lo que de manera igualmente provisional llamaremos material de conciencia, por el que se decide una vida, un periodo de ella, la calidad de su trama cada día. Cómo hacer llegar a ella, la conciencia, lo que la constituye, desde la oscuridad de que se constituye y en qué forma: río, ave, árbol, teorema, piedra, palabra.
La noche cayó ante mí
como negro satén a los pies de un cuerpo desnudo –
todas las orejas amputadas
se estremecieron
en la fría paz cósmica,
más allá del domingo.
"Aún hay cantos", de Luis Velázquez Buendía.
Luis Velázquez Buendía (Madrid, 1957) es licenciado en Medicina y en Filología Clásica. Trabaja como médico de Salud Pública en la administración de la Comunidad de Madrid.
Anteriormente ha publicado los libros de poesía En el extrarradio (Huerga y Fierro, Madrid, 2002), Una nueva familiaridad (Pre-Textos, Valencia, 2006), Meditación de un entorno ordinario (Pre-Textos, Valencia, 2009) y Una deriva indeseable (Libros del Aire, 2013).
«Lo indecible se adentra en mí, me pone en comunión con el mundo, borra el límite dentro-fuera. Nuestra desdicha es el lenguaje, que nos enfrenta al mundo. Como si al escribir se fuera inscribiendo en mí lo innombrable no dicho, ganando fuerza, y mis poemas, lo dicho, fueran la camisa que deja el ser que se transforma, el residuo de su transformación. ¿Cómo pueden relacionarse lo dicho y lo no dicho? Como si en mí fuera entrando el mundo y mis estados de ánimo fueran cada vez más suyos, más grandes que yo. Volveré al mundo y entregaré el lenguaje.»