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En junio 1933, William E. Dodd, profesor de historia de la Universidad de Chicago, recibe la inesperada llamada del presidente Franklin D. Roosevelt, que le nombra embajador de Estados Unidos en Alemania. Al poco emprende viaje hacia Berlín con su mujer y sus dos hijos, Bill y Martha. Ésta, una atractiva joven de 24 años, seductora y veleidosa, se toma el viaje como una aventura.
Berlín es un nido de conspiraciones, agarrotada por el miedo, pero conserva aún el encanto de una ciudad cosmopolita, y Dodd y Martha tardan en comprender la magnitud del desastre que se avecina. Durante meses el padre adoptará una actitud apaciguadora y la hija coqueteará alegremente con la cúpula del poder nazi. Sin embargo, Dodd acaba entendiendo lo que está en juego; Martha también acaba descubriendo el horror que se oculta tras los oropeles de las fiestas, los diplomáticos enamoradizos y los nazis elegantes.
Como si de una trepidante novela se tratara, Erik Larson realiza una documentada reconstrucción del Berlín de 1933, una ciudad que vivía una de esas encrucijadas en que la realidad supera a la ficción. Una obra que ofrece una perspectiva humana de la historia, donde los sueños y debilidades de cada uno se despliegan sobre un telón de fondo en el que se palpa la inminencia del horror en estado puro.
Chicago, 1893. Una feria internacional, un asesino en serie? La historia real que ha entusiasmado a millones de lectores en todo el mundo.
Los dos eran tozudos e inteligentes, y muy dispuestos a triunfar en la tarea que tenían por delante: Daniel Hudson Burnham, un arquitecto de prestigio, había recibido el encargo de dirigir el diseño y la construcción de los pabellones de la Exposición Universal de Chicago, que abriría sus puertas en mayo de 1893; Henry H. Holmes era médico y decidió aplicar sus conocimientos durante el evento expositivo de la manera más cruel. Mientras Burnham levantaba a ritmo endiablado las paredes de unos palacios espectaculares, Holmes erigió su propia mansión cerca del recinto ferial y, en los sótanos de lo que sería un hotel, mandó construir unas salas de tortura equipadas con mesas de disección, cámaras de gas y hornos crematorios. Ahí un sinfín de mujeres jóvenes, seducidas por los dulces modales del médico, encontrarían el dolor y la muerte.
Lo que parece la trama de una novela de horror fue a finales del siglo xix una realidad que conmovió a un país entero, y que tuvo como testigos de excepción a hombres tan dispares como Buffalo Bill, Theodore Dreiser y Thomas Edison. Las tribulaciones del arquitecto y el médico, el afán que los empujó cada vez más lejos para triunfar en una ciudad donde los primeros rascacielos asomaban entre el humo del carbón y las madejas de raíles, llegan hasta nosotros gracias al magnífico libro de Larson, un investigador riguroso y un narrador capaz de Erik Larson es un reconocido periodista y contar la historia de una locura.