Los Detectives Extraescolares están emocionados: ¡el circo llega al barrio! Sin embargo, tendrán que centrar su atención en un nuevo caso, uno realmente raro: en la Tienda de antigüedades Williams e Hijo están robando objetos? ¡que vuelven a aparecer al día siguiente! Todo justo delante de las narices de los dueños, como por arte de magia.

¿Quién comete los robos? ¿Por qué devuelve lo robado? ¿Estarán implicados los extraños artistas circenses? Nuestros héroes están a punto de aprender que en el mundo detectivesco nada es lo que parece.

Doña Equis, famosa investigadora, está en sus horas más bajas. Desde que le picó el mosquito duermevela, no puede resolver un misterio sin dormirse en medio del escenario del crimen. Todo se complica cuando un malentendido la lleva a dar clase en un colegio. Sus alumnos Lena, Álex, Bruna y Kike deciden reconvertir la extraescolar en una agencia de detectives y ayudar a doña Equis a recuperar su prestigio.

Solo tenía ocho años y Perico ya tenía clarísimo que algún día sería mejor espía aún que su idolatrado 007. Para llegar a serlo, no bastaba con atrapar al culpable de que desaparezcan los yogures de chocolate (el abuelo), había que subir el listón. Así que decidió espiar a su vecina, doña Roña, que parecía un excelente objetivo: era nueva en el barrio, no le caía bien a nadie y se comportaba de una forma realmente extraña. De eso nadie se daba cuenta, salvo Perico. Sus dotes de espía le advirtieron. Y al igual que Perico, parecía estar atenta a todo lo que ocurría a su alrededor. Efectivamente, su vecina tramaba algo oscuro? En su primera misión, tan complicada como arriesgada, Perico se enfrentará no a una doña Roña, sino a cuatro idénticas.