El obispo don Luis Crespí de Borja (Valencia, 1607 – †Novés, 1663) fue protagonista de una fulgurante carrera eclesiástica mezcla de intereses familiares con el servicio al altar y la fidelidad al trono. En su diócesis natal ejercería de catedrático, arcediano, examinador sinodal o calificador de la Inquisición, además de promotor y fundador de la primera congregación española del Oratorio de San Felipe Neri. Como ordinario de varias sedes episcopales desarrolló su ministerio pastoral en Orihuela y Plasencia. Predicaría con asiduidad en la corte. Y llegó a la misma Roma, para gestionar primero la querella entre pavordes y canónigos de la catedral de Valencia antes de desempeñar con éxito la embajada extraordinaria confiada por Felipe IV a la mayor gloria de la Virgen Inmaculada. Desde tan privilegiada atalaya participaría en casi todas las controversias teológicas y morales libradas entonces en el orbe católico. Lo hizo por supuesto en la polémica concepcionista y a la cabeza de quienes defendían la Purísima. Combatiría igualmente el laxismo. Muy activo se mostró también en el debate entorno a la licitud de las comedias. A unas y otras cuestiones dedicaría su obra escrita, que rubricó en nombre propio o bajo diferentes seudónimos. Muerto con fama de santo jamás llegaría a los altares. Pero pasó a la posteridad como el “Capitán triunfador en los exércitos reales de la Emperatriz de Cielo y Tierra concebida sin la original culpa”.

El presente libro constituye el particular tributo de la Universidad CEU–Cardenal Herrera de Valencia a la conmemoración del V Centenario del nacimiento de Teresa de Jesús, venida al mundo en el corazón de la vieja Castilla con el alborear de la decimosexta centuria. No es que tal entidad se haya subido sin más al tren conmemorativo de la efeméride teresiana. Motivos le sobran para hacerlo. Desde luego, porque sus dos grandes referentes, el jesuita Angel Ayala y el propio Herrera Oria, profesaron una indisimulada admiración hacia la abulense y su forma de entender la fe. Pero no solo por ello. Recuérdese que la Santa tuvo a Valencia y algunos de sus establecimientos cenobiales entre los más estimados; o que mantuvo estrecha relación con el arzobispo del lugar Juan de Ribera, quien en más de una ocasión intentó traérsela hasta la capital valentina. Igual trato uniría a la susodicha con otros ilustres inquilinos del panteón local, como Francisco de Borja o fray Luis Bertrán, consejeros espirituales ambos de la religiosa en sus tiempos más recios. Por si fuera poco, la reforma carmelitana por ella auspiciada gozó de un extraordinario predicamento en todo el levante peninsular. Razones más que suficientes, en fin, para reunir a un selecto grupo de investigadores que, desde la Historia –fundamentalmente– hasta la Literatura, pasando por la Archivística, y cómo no la Teología, ofrecieran esta singular puesta al día de la figura de Teresa de Jesús, a la luz del siglo XXI y en su dimensión más mediterránea, si por esta última entendemos la mayor o menor proximidad de la Santa y su legado al ámbito valenciano en particular, y al de la Corona de Aragón en general.

RELIGIONES CRISTIANAS.

21 pp. Separata de la Revista Hispania Sacra. Instituto de Historia. CSIC. Madrid, 2011.
EST. HISPANIA SACRA