A Delmira Agustini (1886-1914) le tocó vivir encabalgada entre el fin de siglo y comienzos del siguiente, en un Montevideo que, aunque provinciano y conservador en algunos aspectos, en otros tenía fama de libertario. Fue desde sus inicios muy consciente de su condición de mujer en medio de un mundo en lo esencial masculino y su poesía, del todo modernista y aun simbolista, terminó siendo rotundamente transgresora, en especial a partir de Los cálices vacíos (1913). Delmira Agustini prefigura de algún modo a Alfonsina Storni (que fue una gran admiradora suya) y a toda la mejor poesía erótica escrita por mujeres hasta este mismo 2022. El rosario de Eros es una recopilación de lo más selecto de su obra.

Delmira Agustini (Montevideo, 1886-1914) fue audaz y pionera voz de la sensibilidad y del erotismo de la mujer en la poesía castellana moderna. Raro ejemplo femenino dentro del movimiento modernista, Delmira supo expresar, más allá de las recetas estéticas de la época, la turbulenta y enigmática visión de su mundo interior. Admirada por todos sus contemporáneos, entre los que se encuentran Rubén Darío y Miguel de Unamuno. En casi todos los poemas se combinan el interés estético y la exploración de un exuberante mundo afectivo. El poemario que presentamos aquí es la antología que la propia poeta preparó un año antes de su trágica muerte, a manos de su ex-esposo convertido en furtivo amante, antes de cumplir los 28 años.

TRADICIONALMENTE vinculada a la estética modernista, Delmira Agustini (Montevideo, 1886-1914) ingresó en el territorio poético rioplatense a una edad temprana y en tan solo siete años alcanzó la cumbre del éxito gracias a la publicación de tres libros de poemas que tuvieron una extraordinaria acogida entre sus contemporáneos: El libro blanco (Frágil) (1910), Cantos de la mañana (1910) y Los cálices vacíos (1913). Su asesinato a manos de su exmarido interrumpió esta fulgurante y fecunda carrera cuyos últimos frutos vieron la luz en 1924 en Los astros del abismo, una edición póstuma publicada con el beneplácito de su familia. Admirada y censurada a partes iguales, Delmira Agustini, pese a las tensiones y contradicciones propias del periodo finisecular a las que tuvo que enfrentarse, supo imprimir un nuevo aliento al Modernismo literario hispanoamericano en una época en la que el movimiento se acercaba a su inexorable ocaso, convirtiéndose, además, en la precursora de otras voces poéticas femeninas que, retomando su legado, no tardaron en despuntar en el continente americano.

Ed. Magdalena García Pinto, 2ª ed.