En un pueblo perdido en los valles del norte, sus habitantes se ahorcan bajo una sempiterna niebla y con los aullidos de un enorme animal como macabra melodía de fondo.

Bastián, un joven periodista, llega perdido a un pueblo de los valles del norte bajo una intensa niebla. En un recodo del camino se encuentra con un hombre que sale despavorido tras reconocerle.

Confundido, decide entonces caminar por sus despobladas calles, hasta llegar a una vieja fortaleza donde distingue la silueta de un ser humano ahorcado en sus muros. Al aproximarse, reconoce al hombre que se había encontrado anteriormente mientras un enorme aullido le hace salir corriendo, presa del pánico, hasta la primera vivienda en donde una mujer lo recibe y acoge.

Una aventura hacia el descubrimiento del amor incondicional y la magia que ni el paso de los años son capaces de borrar.

Leo, un joven escritor con tan solo una desconocida novela publicada, sufre una ruptura con su pareja, Lucía, con la que llevaba conviviendo cerca de diez años. Desorientado, sin musas y sin ánimos, sigue el consejo de su cuñado, Joan, y se marcha a una pequeña isla del océano a trabajar como farero.

En esta isla conocerá a Andrea, una chica un poco más joven que él, de la cual se enamorará hasta el punto de no olvidarla el resto de su vida. Esta chica, como el resto de habitantes de la pequeña isla, tiene una especie de don o poder: pueden comunicarse con la naturaleza. Andrea, en concreto, sabe oler las piedras, se comunica con ellas, sigue sus consejos, predice el futuro y adivina el pasado. Leo conocerá a más gente, todos ellos peculiares e inolvidables, como el Anacoreta, el Pescador, Florentino el del bar, el Alcalde, la Meiga...

Cuarenta años más tarde, Leo ingresa gravemente enfermo en un hospital. Una joven enfermera, Esther, lo trata, lo cuida, lo mima y traban una breve pero hermosa amistad. Él le pide que recupere unas memorias que se encuentran, escritas a mano, en su casa. Ella lo hace y cumple el último deseo del moribundo: viajar a la isla y entregar las memorias a Andrea... las memorias y una piedra de la que jamás se ha separado...