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Casa desolada
Charles Dickens
Editorial: Literatura y Ciencia, S.L. Fecha de publicación: 30/01/2001
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Traducción Javier García Montes.
El hombre atormentado se publicó en diciembre de 1848; fue el último de sus Libros de Navidad, que aparecían todos los años por esas fechas y se habían convertido en toda una institución que su inmenso público esperaba impaciente. Pese a la grandes expectativas, los lectores no recibieron el libro con el mismo entusiasmo con que habían disfrutado de "Canción de Navidad" o "El grillo en el hogar". Incluso la acostumbrada versión para la escena que se preparaba inmediatamente de cada uno de ellos fracasó en este caso, aunque el propio autor había supervisado la adaptación y el cuento tenga un aire decididamente de obra de teatro.
Los críticos, por su parte, tampoco supieron muy bien cómo reaccionar ante una obra que contenía "ideas que bien podrían ser vertidas en un tratado de metafísica", según una reseña de la época. Dickens mismo había explicado que su prioridad era dejar muy clara la tesis que defendía, a saber, "que lo bueno y lo malo se alían inextricablemente en la memoria, y es imposible optar por recordar sólo lo bueno".
A Cançó de Nadal, Charles Dickens va crear un dels seus personatges més populars, el vell Scrooge. Ganyó,
roí, gasiu, espremedor, avar, escanyapobres i, sobretot, remugaire, Scrooge és del tot insensible a l'amabilitat i a
l'esperit del Nadal. Fins que se li apareixen els tres esperits que li fan veure que va per mal camí. Amb ells repassa
la tristor del seu passat, l'amargor del present i la condemna que l'amenaça en el futur si no canvia la seva actitud
davant la vida. Scrooge aprèn la lliçó, una lliçó que l'acostarà a la felicitat. La ironia, el retrat social i la
narració exemplificadora es barregen en una de les obres més recordades de Dickens, que ara ens arriba en una nova i
esplèndida versió de Gabriel Planella.
Las buenas intenciones sulen producir mala literatura, decía Flaubert, pensando sin duda en las obras moralizantes. Canción de Navidad es una gloriosa excepción al aforismo. Escrito bajo el peso de las ideas sociales de Dickens, concebido tal vez como una fábula moral para una época, una sociedad y un país determinados, este «villancico en prosa» ha trascendido sus límites para conmover y entusiasmar a los lectores más exigentes de todos los tiempos. Uno de ellos fue Robert Louis Stevenson, que, en un arrebato de entusiasmo, escribió estas palabras: «¡Qué hermoso es para un hombre haber escrito libros como ésos y llenar de piedad los corazones de las gentes!»
El interés de Charles Dickens (1812
- 1870) por lo gótico permaneció vivo a lo largo de su vida
y, a pesar de que ha sido considerado tradicionalmente como un escritor
realista, en los últimos tiempos se reconoce la importancia de los
elementos macabros y sobrenaturales en su obra, en la cual se lleva hacia
un mayor grado de sofisticación el retrato de la mente criminal,
iluminando con ello aspectos hasta entonces no desvelados de la ficción.
El crimen y los criminales, en cuanto que aberración de la conducta
-no como problema judicial- siempre fascinaron a Dickens, como se
puede apreciar en El manuscrito de un loco y Una confesión
encontrada en una prisión de la época de Carlos II,
incluidos en el presente volumen. Gran parte de los cuentos de fantasmas
de Dickens están intercalados en sus novelas y son referidos
por algún personaje inmerso en la trama; otros fueron publicados
en Navidad, siguiendo la tradición victoriana de ocupar la velada
de Nochebuena escuchando y contando historias de terror y de aparecidos.
En todas ellas Dickens hace cómplice al lector, le sienta
al amor de un buen fuego, y le hace beber de las fuentes del auténtico
relato de tradición oral.