Cazador de ratas

En la mejor tradición de Hoffmann y Poe, Cazador de ratas es un relato alucinante del San Petesburgo de 1920, de una ciudad hambrienta, agotada por la guerra civil, donde lo cotidiano no se puede distinguir de lo siniestro.
Una anciana que vende un gorrito amarillento para comer ese día, un mujik que pesca clandestinamente en el Moika o un tendero que la revolución ha convertido en responsable de los alojamientos de la ciudad, trazan un clima de miseria en el que el protagonista, después de salir del hospital, encuentra refugio en el edificio desierto del antiguo Banco Central. A partir de entonces la narración, aunque mantiene su estilo realista y preciso, parece tener otro sentido: ¿lo que ve es real o solo se debe a que está enfermo y hambriento?
En Cazador de ratas realidad y delirio se confunden y se siente la fascinación del torbellino de pasiones, el ansia de riqueza, la maldad y el crimen liberados por la tormenta revolucionaria, que nos amenazan como las ratas de los cuentos y las pesadillas.
• Alexander Grin (1880-1932), seudónimo de Alexandre Stepanovitch Grinevski, nació en Slobodskoï (Rusia) donde había sido deportado su padre, un polaco de la pequeña nobleza que se había levantado contra el imperio zarista. A la muerte de su madre en 1896, se vio obligado a abandonar la casa familiar.
Durante años llevó una vida errante: marinero en el Volga, mendigo en Bakú, buscador de oro en los Urales, soldado, revolucionario. Fue detenido en varias ocasiones y deportado a Siberia y Finlandia de donde logró escapar. A partir de 1906 comenzó a publicar relatos y novelas con seudónimo.
Es autor de una extensa obra que ha sido llevada al cine y a la televisión (El velero rojo, Un mundo deslumbrante, La cadena de oro, Carretera a ninguna parte) en la que se mezclan la aventura, la ciencia ficción, los relatos de terror y la crítica social.
• Traducción de ruso: Mercedes Noriega Bosch.