www.paquebote.com > ANTONIO BUERO VALLEJO
El estreno de "Las Meninas" tuvo lugar en el 9 de diciembre de 1960, en el teatro Español de Madrid; en el mismo escenario, veintiún años antes, había obtenido el éxito que lo consagró como el innovador de la dramaturgia española de posguerra, con su Historia de una escalera. Con el texto sobre Velázquez, Buero mostraba un nuevo ejemplo del buen hacer literario y dramático que en su ya entonces amplia trayectoria había venido mostrando. Buero inauguró una fórmula nueva de abordar el tema de la historia en el teatro, de forma que el drama histórico cubre dos metas: la de recuperar un ayer conflictivo y olvidado, y la de reflexionar sobre acciones y comportamientos que, por ser inherentes al hombre o a la sociedad, son intemporales. Así en "Las Meninas," Velázquez se convierte en el receptor que contempla el dolor humano y las injusticias sociales; los problemas que surgen del enmascaramiento de la realidad por los tópicos y engaños vigentes, y la encrucijada de la responsabilidad del artista, del intelectual ante todo.
La acción se desarrolla en una corte del siglo XVIII, en la que conviven, junto a los reyes, sus dos hijas mellizas: la bella pero estúpida Leticia y la fea pero inteligente Laura. La llegada del príncipe Riquet, desgarbado y jorobado, dará un vuelco a la situación. Riquet se dispone a conquistar a Leticia. Ésta descubritá el amor y encontrará la belleza interior del príncipe, recuperando de paso su propia inteligencia.
Irene es una joven viuda que se ve obligada a instalarse en casa de sus suegros, que la detestan y tratan con desprecio. Irene vive en un mundo de ensoñación con duendes y hadas, aunque agobiada por el recuerdo del hijo que perdió antes de nacer. Sin embargo no pierde la esperanza de una existencia mejor.
Mas que en otras de sus obras históricas, se perciben en ésta abundantes rasgos de la propia personalidad de Buero y se ven reflejados en ella sucesos equivalentes a algunos de su biografía. El padecimiento de la censura, la fidelidad a sus ideas y el deseo de escribir en su patria, de arrancar las máscaras y buscar la verdad, establecen un paralelismo entre Larra y el dramaturgo del XX. Buero elige al autor del XIX y ese segmento de la historia de España porque encuentra en ello la caracterización del poder, siempre uno y el mismo, aunque sus caras sean diversas. Y como consecuencia, surge el tema de la responsabilidad del intelectual frente al poder: el concepto de verdad que Larra pretende desvelar arrancando las máscaras hipócritas que cubren los rostros de quienes lo rodean; la oposición a la censura y la posibilidad de hablar, aunque hayan de usarse las medias palabras.
AUSTRAL 70 AÑOS
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