La vida muerta

«Martín Sotelo ha escrito una novela ambiciosa, con una atmósfera, una escenografía y una ambigüedad de personajes meritorias, con relámpagos de intuición poética y un clima agobiante.» (Juan Marsé).

«Un lenguaje tan maduro como preciso. Ha llegado para quedarse en lo alto.» (Eugenio Fuentes, La Nueva España).

Dos historias paralelas unidas por la inquietante figura del doctor Dangel, médico toxicómano que quiere ver cumplido su particular y funesto sueño final.

Martín Sotelo (Toledo, 1982) es una de las promesas más destacadas del panorama literario español. Tras el éxito de crítica y público de Bailes de medio siglo (2012), La vida muerta, su nueva novela, mantiene los signos de identidad del autor: estilo preciso con vocación lírica, una historia con personajes dramáticamente muy bien desarrollados, atmósfera opresiva, y reflexiones de primer nivel acerca de temas tan universales como la muerte, el paso del tiempo o el amor.

Cuanto más empeño pone la realidad en matar los sueños, tanto más pugnan por sobrevivir y cumplirse. Este impulso es el que parece dirigir los destinos cruzados de los personajes de La vida muerta. Como el de la extraña viajera que aparece una noche en el embarcadero de Gundi con el deseo de cruzar el río y adentrarse en el bosque. ¿Es real o es una visión más del barquero, provocada por el letargo de los días iguales, la excesiva imaginación y la falta de clientela? O como el de Leo Rufo, joven visitador médico, que encuentra a la musa de sus fantasías adolescentes, una antigua actriz del destape, donde nunca pensó hallarla. Dos historias paralelas unidas por la inquietante figura del doctor Dangel, un médico toxicómano que también quiere ver cumplido su particular y funesto sueño final, hilvanadas con un estilo poderoso y sugerente que nos descubre las oscuras regiones de la condición humana.