Cocinar es divertido

Sergi Arola forma parte de esa elite de artistas de los fogones que ha insuflado de savia nueva la alta restauración peninsular; sólo que a él, por casualidades del destino, le ha tocado la parte quizá más difícil de esta revolución tranquila: triunfar en Madrid.
Sergi llegó a la Villa y Corte en 1997, directamente de su Barcelona natal, con el aval de haber trabajado cerca del maestro Ferran Adrià, para renovar los esquemas de un minúsculo bistrot de Chamartín, oficiando en una cocina de ocho metros cuadrados. El resto es historia ya sabida: su propuesta culinaria, nunca antes vista en el Foro, desató adhesiones instantáneas por parte de crítica y público, superando cualquier expectativa; llegaron las altas puntuaciones de las guías y los galardones; la mudanza a su actual emplazamiento, en un comedor independiente, luminoso y minimalista, del hotel Occidental Miguel Ángel, se hizo realidad en el año 2000; y siguió cosechando honores, desde las dos estrellas Michelin hasta el Premio Nacional de Gastronomía. Así, hasta ahora.
Esa inteligente evolución de estos últimos años es lo que refleja el presente volumen de recetas. Todas ellas están explicadas con sencillez, fotografiadas sin artificio y ofrecen versiones alternativas hogareñas para solucionar la ausencia del tal o cual materia prima o utensilio. Enfréntense a ellas sin aspavientos ni solemnidad porque están hechas con la única pretensión de divertir a las papilas gustativas y llegar al corazón a través de los sentidos. Como un glorioso estribillo pop.