Sr. Pegajoso y Sr. Suave vivían juntos en un apartamento. Pero? Pegajoso estaba hecho de pegamento. Y Suave estaba hecho de pelusa. ¡Y eso les estaba haciendo la vida imposible!
La amistad a veces puede volverse insoportable, tener a un amigo de verdad a tu lado es un tesoro, y eso lo saben los otagonistas de esta historia. Aunque a veces puedan desear estar separados, cuando eso ocurre no pueden evitar echar mucho de menos al otro.

Un cuento maravilloso sobre los cambios en la vida. Encantadora historia de amor entre una rana y una mariposa, que deparará sorpresas hasta el último instante. Las ilustraciones son vibrantes, rebosan sensibilidad y potencia expresiva. Un álbum diferente que nos propone incluso una singular lectura en vertical.

El señor Zarrapastroso comía guisos asquerosos. Su platillo favorito era un ratón relleno frito. Ollas llenas de babosas regordetas y olorosas, hamburguesas de lombriz con mocos de su nariz, estofado de alacrán con un toque de azafrán, y para darse un agasajo: tostadas de renacuajo.
Un día, el señor Zarrapastroso decide hornear un pastel muy especial, con los ingredientes más repugnantes que te puedas imaginar. Pero cuando el pastel cobra vida y trata de comérselo a él, descubre que tal vez sea hora de cambiar sus repulsivas costumbres.

O por lo menos eso podríamos suponer después de leer la carta que dejó sobre su cama un día al regresar de la escuela...
Jeanne Willis es una de las más divertidas e importantes escritoras estadounidenses para niños. Ha trabajado para varias agencias de publicidad y ha colaborado en la elaboración de guiones para televisión. En la actualidad, se dedica a escribir para niños de tiempo completo.
Tony Ross es inglés. Es un reconocido ilustrador y autor de libros infantiles. Sus libros divierten y estimulan la imaginación de los pequeños lectores, y se han hecho acreedores a las mejores distinciones en la categoría de libros ilustrados.

Golosina y Perrozoso eran muy flojos. Comían y comían y comían. Y dormían y dormían y dormían. Pero un buen día, cuando despertaron de una siesta, estaban muy incómodos. ¡El sofá había encogido! ¡Los almohadones habían crecido! O al menos eso quisieron suponer...