Siempre en el camino del amor es una invitación, de la mano de san Juan de la Cruz a desarrollar un proceso de realización humana. A la verdadera vocación: la unión con Dios.
Se trata de la muerte del yo posesivo, egocéntrico, autosuficiente, encerrado en la estrechez de lo bajamente humano, y del nacimiento del yo ?divino? de Cristo, profundamente relacional, limpiamente amoroso en la acogida y la donación.
Estamos ante un camino del amor absorbente de Dios y de la persona que activamente consiente. Amor que purifica, al tiempo que une, que une al tiempo que purifica, que ?crucifica? resucitando y resucita crucificando. Se trata de una realidad y experiencia de ?noche oscura? que, sobrepasada, ofrece una perspectiva única de relectura de todo el camino de hominización-divinización. Así sucedió a los apóstoles: la resurrección les dio la clave de lectura y comprensión de la muerte del amigo y maestro.
Maximiliano Herraiz, apoyado en la doctrina sanjuanista, nos ayuda en este proceso que está abierto a todas las personas. Su preocupación es ver cómo despertamos en nosotros, en el mundo de hoy, la sensibilidad espiritual por esos bienes inmensos a los que somos llamados.
?¡Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas!, ¿qué hacéis?, ¿en qué os entretenéis?? (Cántico B 39, 7).

Este libro no está hecho para ser «leído», sino para ser «orado». La oración de los místicos es muy variada, tan variada como personal. La amistad no se repite nunca. Al orar con ellos le doy la «simple» significación de comunión lúcida, amorosa, en marcha. Lo que quiere decir apoyarse en su experiencia y palabra para construir nuestro ser relacional, con Dios (oración), con los otros (comunidad), comunión de amor. Por eso, más que oraciones sacadas de los escritos de los místicos, que algunas se recogen, se trazará el perfil en movimiento del orante, que cada quien debe completar «para que sea suyo», personalísimo. Los místicos no colonizan, no quieren discípulos miméticos, sino creadores. Por eso estas páginas están escritas para orarlas. Y cuando uno ora apoyado, por ejemplo, en el Padrenuestro, se detiene cuando una palabra o una expresión le «agarra» por dentro, o le «tira hacia dentro», según la expresión de san Juan de la Cruz.

Pocos temas son tan sugerentes y necesarios en la vida cristiana como aprender el arte de la oración. Y más en una época como la nuestra, en la que escasean los maestros capaces de enseñar este camino.
A lo largo de las páginas de esta obra, Maximiliano Herráiz invita al lector a iniciarse en la experiencia de la oración de la mano de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. No se trata, por tanto, de ofrecer teorías novedosas, sino de recorrer un camino de fe en compañía de creyentes probados y personas completas que son capaces de percibir las honduras del alma humana y de adentrarse en el misterio de un Dios personal y amoroso.
La senda de la vida espiritual revela al hombre, en definitiva, su papel de aprendiz ante las cosas divinas. Y sin embargo, su lento y paciente avance le descubre que su vocación consiste en recrearse según la imagen del Hijo con la ayuda del Espíritu para morar en el hogar del Padre.

Los discípulos de estos dos Maestros de la Espiritualidad hacía tiempo que soñaban con disponer de un Esquema-Guía para retiros con los contenidos, las líneas de su proceso espiritual y algunas pautas de discernimiento de sus respectivas enseñanzas. Es lo que nos ofrece en esta obra el P. Maximiliano Herraiz. Este conocidísimo especialista nos ofrece guiones de mañana y tarde para todo un mes.

Teresa de Jesús nos dejó redactada la aventura de su vida. Y lo que nació como simple confidencia, se ha convertido en "el libro más hondo, más denso y más penetrante de toda la literatura europea" (Azorín). Un libro cuya lectura bastó a la filósofa judía Edith Stein para exclamar: "¡Aquí está la verdad!". Sin embargo, su hondura espiritual precisaba de una "Introducción" que nos facilitase su lectura y garantizase su comprensión.

Nos acerca a una de las obras más conocidas de la "Santa Andariega": su "Camino de Perfección". Resumen de aquellos largos coloquios mantenidos con sus hijas, en su afán por enseñarles y animarlas a seguir el "cami-no de la oración". Lo bueno es que aquello nos sirve hoy a nosotros. Solo nos faltaba que alguien nos facilitase su lectura comprensiva, dándonos las oportunas claves interpretativas.

Sabemos que el libro de "Las Moradas" es la obra más granada de la Santa. Pretende animar a quien la es-cuche a descubrir y penetrar en ese sexto y misterioso continente de su interioridad. Pero siempre necesitamos para este tipo de lecturas un guía que nos las dosifique, y explique palmo a palmo cada recodo y estancia de ese Castillo Interior. Ninguno mejor, se lo aseguramos, que el autor de estas páginas.