Las memorias de una cocinera que transita, como la cocina española en los últimos años, del mesón al restaurante de vanguardia.

«¡Quemo!» es la voz de alerta que se grita en las cocinas profesionales cuando se va con una olla pesada o una sartén con aceite hirviendo al pasar al lado de un compañero. El libro que tenéis en las manos, ¡Quemo!, es la historia de una chica normal y corriente que un buen día decide dejarlo todo para aprender un oficio del que no sabe nada y lanzarse de cabeza a una aventura por escuelas de hostelería peculiares, restaurantes insólitos, hoteles y pastelerías de todo tipo y condición, mientras el país es sacudido por la revolución gastronómica del siglo.

Un ensayo y un recetario que van mucho más allá, donde se mezclan, como quien hace una bechamel, pasión, impulso, memorias, personajes estrambóticos y reflexiones que nos harán vibrar con la cocina en cada página al ritmo revolucionario de Maria Nicolau.

Cocinar no es seguir unas instrucciones, ni someternos a una lista de ingredientes. Cocinar es todo aquello que pasa en los márgenes de una receta: es improvisar, arriesgar, decidir. En definitiva, atrevernos a ser libres. Contra la extinción de este atrevimiento, contra el síndrome del no-tengo-tiempo y la barbarie de una sociedad que come pero no cocina, este libro nos urge para recuperar el sentido del acto más primigenio de la vida: alimentarnos.

Inconformista e hilarante, la chef Maria Nicolau nos abre las puertas a una cocina rica, sostenible, apasionada y, sobre todo, coherente. Una cocina explicada a través de la historia y la ciencia, la naturaleza y la tecnología, los episodios colectivos y la vivencia íntima. En este libro, más allá de las recetas, encontraréis una cocina que responde a la necesidad de subsistir, pero también en el placer de compartir y que nos recuerda que nosotros somos los últimos responsables de la manera en que vivimos.

63 pp. 19x13,5. Colección de Arquitectura. Colegio de Aparejadores y Arquitectos técnicos. Librería Yebra. Valencia, 1997.
Este libro tiene más por objeto ordenar ideas sobre arquitectura, que descubrir nuevas. No aparecerá aquí ninguna vanidad. Efectivamente, la crítica arquitectónica ha sido hecha, generalmente, en el mundo moderno con una suficiencia tal, con un orgullo tal, con un deseo tan ardiente de poseer la verdad y exhibirla, que su dogmatismo ha superado en intransigencia y espíritu autoritario a las religiones, incluso a las más dogmáticas.