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Introducción de Luis Manuel Valdés Villanueva. Traducción de Santiago Recio Muñiz.
Fundamentos sociales de la decadencia de la cultura antigua (1896) es una obra extraordinariamente poco conocida de Weber. Se trata de una conferencia pronunciada en su época de catedrático de economía nacional en la Universidad de Friburgo que aborda lo que, en palabras de Weber, constituye "el problema más interesante y más importante de la historia universal". Weber, que pasa por ser un crítico de la metodología del marxismo, presenta aquí sin embargo una explicación casi exclusivamente materialista, vale decir: economicista, de las causas de la decadencia y el derrumbe de la civilización antigua. La expansión de Roma, basada en un sistema de latifundios con mano de obra escalava y cuyos excedentes constituían el motor de la vida urbana del Imperio, alcanza un punto en el que desaparecen las propias condiciones materiales en las que sustentaba su fuerza, por una parte, la conversión de los esclavos en siervos con ciertos derechos de propiedad y, por otra, causa el despoblamiento de las ciudades y la integración de sus habitantes en el sistema de trabajo servil. La caída de Roma no fue otra cosa, según el relato Weber, que la liberación de una superestructura administrativa y económica que poco tenía que ver con la sociedad y la economía reales.
Max Weber (1864-1920) nació en Erfurt (Turingia) en el seno de una familia de la alta burguesía alemana con conexiones con la política, en el alto funcionariado estatal y en la universidad. Estudió derecho e historia en las Universidades de Heidelberg, Berlín, Estrasburgo y Göttingen y se doctoró en Berlín en 1889 con una tesis sobre algunos aspectos del comercio en la Edad Media. Inició sus trabajos como sociólogo con un polémico estudio sobre los trabajadores agrícolas alemanes de la zona del este del Elba y fue catedrático de economía nacional en Friburgo (1894-1897) desde donde pasó a la Universidad de Heidelberg para ocupar la cátedra de economía política. Retirado de la docencia activa durante 17 años por sufrir severas depresiones, realizó durante ese período la ingente tarea de dotar a la sociología alemana y europea de unos sólidos fundamentos metodológicos. Intervino activamente en la política alemana durante la Gran Guerra, fue miembro del comité de redacción de la Constitución de Weimar y participó en la delegación alemana que negoció -con su oposición- el Tratado de Versalles. Desencantado de la política, regresó a la Universidad en 1919 y dictó cursos en Viena y Múnich, donde falleció de manera repentina en 1920.