978-84-18403-96-5
Encuentro en las Quattro Fontane «Incontro alle Quattro Fontane»
Gabriel Villota Toyos
Editorial: MELUSINA Fecha de publicación: 08/04/2024 Páginas: 136Formato: Rústica
Aventurero amoral, arquetipo del bohemio parisino, Maurice Sachs fue un testigo de excepción del período de la Europa de entreguerras y de la Ocupación alemana de París. Fue también un personaje oscuro, cuya ambivalencia resulta difícil de explicar: de origen judío y homosexual, colaboró estrechamente con los nazis, si bien terminó sus días en una cuneta, ejecutado sin piedad por un guardia de las SS. Inteligente, elegante y afable, amigo de Coco Chanel, Gaston Gallimard y Jean Cocteau entre otros, vivió la mayor parte de su vida en la indigencia perseguido por los acreedores de medio mundo y se dedicó a robar y estafar a aquellos que más quería.
Abandonado por su padre primero y su madre, más tarde, Sachs tuvo claro que su misión en la vida era escribir una “gran obra”. Nadie le tomó en serio pero, tras su muerte, sus novelas, en las que apenas se velaban sus experiencias autobiográficas, fueron un éxito rotundo de crítica y público.
“El encanto de Maurice Sachs, el más abominable de cuantos autores incluye el paquete de escritores franceses que colaboraron con los alemanes cuando los nazis invadieron su país, no es otro que el de la abyección.” (El Mundo).
Traducción de Fernando de Valenzuela Villaverde. Edición a cargo de Patrik Ourednik.
Toda una vida es el diario que Jan Zabrana (1931-1984) mantuvo a lo largo de su vida y del cual Patrik Ourednik ha seleccionado los pasajes más representativos. A la par íntimo y literario, este documento constituye, en cierto sentido, una lúcida crónica sobre un «cautiverio interior»: el cautiverio moral, intelectual y, en definitiva, existencial al que el autor se vio sometido durante los años de «socialismo real» en Checoslovaquia tras la segunda guerra mundial.
¿Su culpa? La deriva ideológica de sus padres (ambos socialdemócratas, considerados por las autoridades «enemigos de clase» y condenados a dilatadas penas de prisión cuando Zabrana era tan sólo un adolescente). ¿El castigo? La prohibición de acceso a la universidad por ser «no apto políticamente para el estudio», la interdicción de publicar sus escritos, las amenazas constantes de los delatores, el desgarro familiar...
Jan Zabrana (1931-1984) nació cerca de Humpolec, en el sur de Moravia, en una familia de maestros de escuela activos en la vida social y cultural del pequeño pueblo. Tras la segunda guerra mundial, la supuesta deriva ideológica de sus padres (ambos socialdemócratas, considerados por las autoridades «enemigos de clase») les acarreó dilatadas penas de prisión cuando Zabrana era tan sólo un adolescente. El propio Zabrana se vio excluido de cursar estudios universitarios al ser considerado «no apto políticamente para el estudio».
Con todo, Zabrana logró convertirse en un soberbio traductor del inglés y del ruso y mantener su dignidad personal. También fue un escritor notable, si bien el grueso de su producción no fue publicado hasta la caída del régimen comunista.
Wernher Von Braun constituye una figura clave en el desarrollo tecnológico del siglo XX. Fue un personaje deslumbrante que desde una temprana edad fijó su meta en que el hombre viajara a otros mundos. Pero la difícil situación que atravesaba su país, la Alemania de 1930, le obligó a colaborar en el esfuerzo bélico de los nazis para conseguir la hegemonía en Europa. Ello supuso un desarrollo vertiginoso de nuevas armas voladoras destinadas a aplastar a la «pérfida Albión».
A pesar de su turbio pasado en las SS y un papel predominante en la creación de los misiles V-2 para mayor gloria del Tercer Reich, supo jugar muy bien sus cartas y abandonar una Europa en ruinas para poder continuar persiguiendo su sueño espacial en Estados Unidos. Suyo es el mérito de haber sido el principal diseñador del cohete Saturn V con el que el hombre llegó a la Luna en 1969.
Si bien, Wernher Von Braun afirmó toda la vida que la política no era de su interés, lo cierto es que la controversia en torno a su pasado nunca le abandonó; ni siquiera tras su muerte. Con todo, siempre será recordado, tal y como lo definió un periódico inglés con motivo de su fallecimiento en 1977, como «el hombre que nos dio la Luna».